La Inmaculada Concepción recorrió ayer las calles de Torrevieja arropada por su pueblo y a hombros de medio centenar de costaleros. Como cada ocho de diciembre, la ciudad celebró el día grande de sus fiestas patronales con la tradicional procesión para venerar a la imagen mariana. Este año el tiempo sí acompañó. No llovió y La Purísima cruzó triunfante el centro histórico hasta llegar al Casino, donde el trono se giró en dirección al mar y se disparó un castillo de fuegos artificiales.

Torrevieja amaneció ayer con una temperatura casi primaveral en la que se rozaron los 20 grados, lo que animó a los miles de visitantes que han llegado para pasar el puente a disfrutar de la jornada al aire libre en plazas y paseos. Durante el atardecer bajó el termómetro y refrescó, pero eso no impidió que los feligreses acudieran a acompañar a la patrona. Unos lo hicieron desde el templo en el que se ofició la eucaristía. Otros tuvieron que esperar a las puertas porque el interior estaba completamente lleno. La misa fue oficiada por José Antonio Moya, que fue párroco de la Inmaculada, y cantó el Orfeón de Torrevieja que dirige Mario Bustillo.

En ese día tan especial para la comunidad cristiana, la imagen fue ataviada con la aureola de la coronación canónica y la corona de reina. Sobre el pecho se le dispuso la conocida como cruz de los esmaltes, una pieza antigua que tiene poco valor económico pero mucho sentimental. Se trata de un abalorio que le regaló el pueblo a la imagen que se destruyó durante la Guerra Civil, siendo una de las pocas joyas que se conservan de su antiguo ajuar. La Purísima fue recibida con vivas y aleluyas cuando salió de la iglesia y se inició la procesión precedida por el cortejo «charamitero», la Cruz Guía de la parroquia y el estandarte de la asociación. La primera banda en integrarse fue la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja Los Salerosos, mientras que la Unión Musical Torrevejense se ubicó detrás del trono.

La organización del acto recayó en la nueva directiva de la Asociación «Hijos de la Inmaculada», presidida por Antonio Aniorte, que se esforzó para intentar conseguir que el cortejo transcurriera lo más ordenado posible y tomó notas para tratar de mejorarlo de cara al próximo año. El último acto de las fiestas se celebra hoy, con una misa de acción de gracias y un besamanos en el que se regalarán una a una las miles de orquídeas blancas que ayer decoraron el trono de La Purísima.