Mira que saben en Torrevieja que Serafina la Rubiales es una chica muy fina. Pero es llegar el primer día de diciembre y ahí sigue la Charamita encandilando a chicos y a grandes. Se dan cita cada tarde en la Glorieta, a las puertas del Ayuntamiento viejo. Ayer desafiando un intenso frío y a un «chispeao» de lo más imprevisto cuando el recorrido enfilaba el final de la calle Campoamor, con lo que la comitiva tuvo que dar la vuelta, tirar todos los cohetes disponibles y regresar apresuradamente a su refugio en el Teatro.

Pero en lo que se pudo, fueron todos detrás como locos por la calle, con unas ganas de gritar aquello de Serafina la Cochina que ni los mayores se pueden reprimir. Porque con la Charamita, ese desfile familiar y algo canalla que se repite cuando se acerca el día de la Purísima, llega la alegría desbordante, la crítica bien vista, el desenfreno permitido y hasta el sarcasmo anticlerical. Que menos mal que el ora por nobis pasa desapercibido envuelto en una tradición que viene de antes, que si no... la polémica estaba servida.

Pero así es la Charamita. Y ya se sabe. Es cosa para la chiquillería que va detrás de los gigantes y los cabezudos con esprais y muchas ganas de pasarlo bien. Es cosa para los abuelos y las abuelas. Que llevan con una emoción que se desborda a los más pequeños de la casa para darles ese primer baño de fiesta. Sí. Mucho de iniciático tiene también este desfile irreverente. Que también sirve para quitar los miedos infantiles.

Porque ¿qué son las manos de los gigantes si no manos que después de todo se dejan acariciar cuando quieras? ¿Qué son el Lobo, el Ogro y la Lilí si no personajes huecos que solo viven con el alma de los demás? Es también encontrarse o quedar con los de clase, y ponerte perdido de espuma, y correr para que no te echen más.

Es la felicidad de los padres que se acercan con sus peques a la salida de los gigantes y cabezudos como quien los presenta en sociedad. Y les enseñan que participar de la alegría de la fiesta forma parte de ser torrevejense, y que ser torrevejense es vivir manteniendo sus tradiciones.

Imprescindible también la música. La de los Maestros de Beniel. Esos grandes de la música popular que solo con las cinco primeras notas se meten a Torrevieja en el bolsillo y llenan de Purísima las calles del centro de la ciudad. Porque la Charamita es como una procesión. De jarana y jaleo. Pero procesión. La que aglutina la juerga y prepara la de la Patrona. Eso ya son palabras mayores. Hasta entonces tenemos varios días para superar nuestros miedos retando al Lobo a que venga por nosotros, corear «a grito pelao» aquello de Serafina la Cochina y canturrear lo de «los garbanzos torraos».

Hoy la fiesta continua para los más peques con nuevas salidas de los «cabesudos» mañana y tarde, y con el III encierro infantil de San Fermín y la Ofrenda Floral. Mañana los autos locos. Después ya habrá tiempo de gritar con la misma convicción «Viva la Purísima».

Hoy habrá oportunidad de más Charamita, mañana, a las 13 horas y noche, con la salida a las 21.30 horas, además del Encierro Infantil de San Fermines a las 11.30 horas.

Aquí un vídeo con el inicio del recorrido: