Nunca llueve a gusto de todos». Se utiliza mucho esta frase para mantener una opinión sobre gustos o hechos. En Torrevieja, cuando llega el mes de noviembre, llueve un premio de carácter local, el Diego Ramírez Pastor (PDRP).

Como ocurre con cualquier fallo de un certamen o concurso, aunque esté rodeado prestigio, el fallo del jurado que lo otorga siempre es más o menos cuestionado.

En esta ocasión ha llovido a gusto de todos. Ha sido premiado Proyecto Mastral, creado hace siete años por Rubén Torregrosa y Pablo Samper con el fin de ofrecer información diaria y minuto a minuto o sobre el tiempo en Torrevieja y en la Vega Baja por distintos soportes: web, aplicación móvil, radio, notas de prensa...

A esta iniciativa, que también abarca la colaboración con varias ONG locales, se han ido uniendo un nutrido grupo de colaboradores interesados en temas meteorológicos y fotógrafos cuyas instantáneas emiten con relativa frecuencia varias cadenas de televisión con ámbito estatal en sus espacios del tiempo.

Sus pronósticos los hacen bastante bien como han dejado patente en diversas ocasiones. La más sonada fue cuando anunciaron con antelación la nevada acaecida en la ciudad el pasado18 de enero. Quienes entonces se mofaron de ellos, luego tuvieron que envainársela.

Volviendo al galardón fue creado por el exalcalde ya fallecido Juan Mateo en memoria de Diego Ramírez Pastor, creador de las Hermandades de Torrevejenses Ausentes y organizador del Día de Ausente, celebrado el 7 de diciembre del año 1960. Tenía como fin este premio el reconocer los méritos de personas o entidades destacadas por su labor desinteresada en pro de Torrevieja y sus gentes.

El jurado lo componen los premiados en anteriores ediciones que quedan vivos .En esta ocasión 24 miembros fueron quienes tuvieron que elegir entre un centenar de candidatos. Unos presentados por sus convecinos y otros que abordan al primero que encuentran para que los presenten.

El patrocinio del Ayuntamiento, que acarrea con los gastos del premio consistentes en una metopa de bronce reproduciendo el busto del hijo prodigo Diego Ramírez, ramos de flores y un siempre indeterminado número de cubiertos en la cena del 7 de diciembre, vísperas de la Patrona, ha sido determinante en muchas ocasiones para concederlo y en otras, denegarlo

En esta, que uno sepa, no se ha dado ninguna de las dos circunstancias, lo cual añade prestigio a los premiados.

Como he vivido estos premios y sus interminables y sofocantes veladas de la cena -no por el calor, más bien por vergüenza ajena- sé de lo que escribo

Por todo lo escrito y lo omitido he llegado a la conclusión: Asómbrense. El PDRP, a mi criterio, refleja la realidad del tejido social de Torrevieja: Un cajón de sastre. Desde una alcalde que por circunstancias políticas le pide un favor a alguien con la cantinela de «cuñao yo luego te daré el PDRP», y se lo daba; hasta el que lleva toda una vida esperándolo con mas o menos méritos y año tras año nominado y... si quieres arroz, Catalina.

Actualmente parece que hay intención de renovar las arcaicas bases del PDRP, pero para eso tiene que llover a cántaros.