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La Policía Local de Torrevieja (otra vez) en el ojo del huracán

La desarticulación de una banda de cuatro agentes pone en el punto de mira el funcionamiento del cuerpo

Uno de los agentes implicados protagonizó esta «siesta» en el retén.

La operación de la Guardia Civil que ha desarticulado una banda dedicada a extorsionar a comerciantes -pedían de 6.000 a 40.000 euros bajo a amenaza de denuncias-, formada mayoritariamente por agentes de la Policía Local, ha vuelto a poner en el punto de mira mediático a la policial local de Torrevieja. Un cuerpo envuelto en la polémica desde hace más de 15 años, con procedimientos judiciales abiertos en los que están implicados mandos y agentes, y una conflictividad laboral que no cesa. El próximo juicio señalado sienta en el banquillo a 8 agentes por un sonado caso de torturas a dos detenidos en un procedimiento que se inició en 2006.

Ni la alcaldía de Pedro Hernández Mateo, ni la de Eduardo Dolón, ni ahora la de José Manuel Dolón, pese a sus promesas de pacificar el cuerpo y la puesta en marcha de algunas medidas reclamadas por los sindicatos, han podido atajar esta situación endémica.

Muchos torrevejenses leyeron con sorpresa el pasado martes la detención de dos agentes por supuesta extorsión.detención de dos agentes Más causó la decisión de la magistrada de su ingreso en prisión preventiva por supuesto cohecho y pertenencia a organización criminal, mientras se mantienen los cargos contra otros dos agentes y un quinto policía aparece como investigado. Se les supone apoyados desde fuera por dos vecinos -serbio y colombiano- conocidos por alternar sin trabajo conocido por los bares del centro de la ciudad.

El equipo de gobierno municipal no ha realizado ninguna manifestación al respecto y se escuda en el secreto de sumario, y en el hecho de no haber recibido notificación oficial del juzgado para evitar el análisis de la situación. «Cuando llegue el momento se anunciarán las medidas que correspondan», dijo la edil portavoz de la junta de gobierno, Fanny Serrano. Lo que no terminan de explicarse los compañeros de los implicados es cómo los cuatro formaban parte de una unidad policial con tantas competencias y sin aparente supervisión. Formada por tres agentes interinos y totalmente ajena al trabajo que desarrollan otros policías en áreas como ocupación de vía pública o Urbanismo y Actividades.

Los dos encarcelados, a quienes la investigación de la Guardia Civil supone mayor implicación en el caso, forman parte de familias conocidas en la ciudad. El supuesto cabecilla de la trama, agente por tradición familiar, ha desarrollado una singular trayectoria profesional en la Policía Local. En 2010, el Ayuntamiento lo reconoció con una felicitación pública por realizar «un servicio especialmente meritorio en el cumplimiento de sus funciones». Después le sería archivado un expediente disciplinario por el uso de un coche sin distintivos policiales y sin permiso de los mandos. Y en 2016 su imagen, difundida por sus propios compañeros, echándose lo que parecía una siesta en el mostrador de atención al público ubicado en el acceso a la Jefatura de la Policía, levantó ampollas entre agentes y vecinos. Luces y sombras de un agente que junto con otro de los ahora detenidos ha pasado años en un puesto tan sensible como la sala de transmisiones de la policía local de Torrevieja, teniendo acceso a todas las bases de datos de la guardia civil, las propias de la policía local, y del sistema local de videovigilancia, Viriato, que cuenta con más de un centenar de cámaras distribuidas por todo el término municipal.

Los avisos desde dentro de la policía, donde la mayoría intenta hacer su trabajo dignamente, han sido constantes en los últimos años. Pero la polémica continúa.

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