El local de la pedanía oriolana de La Murada que abrió sus puertas el pasado mes de mayo y que generó alarma entre los vecinos por el «secretismo» que, señalaron, hubo desde el Ayuntamiento a la hora de informarles de la actividad, obtuvo la licencia el pasado mes de julio a solicitud de la Comunidad Islámica Al Hidaya, sólo dos días después de ser solicitada y tras firmarse una declaración responsable por parte de los solicitantes.

En esa declaración se especifica claramente cuál es la actividad por la que se solicita la licencia, que es para «centro de culto religioso y reuniones», lo que no se ajusta a lo mantenido por la edil de Bienestar Social, Sabina Galindo, quien mantenía que se trataba de un centro de integración social educacional para niños musulmanes.

Precisamente, el local, situado en la calle Ocho de Diciembre de La Murada, pertenece al padre de Sabina Galindo, quien lo ha alquilado a esta comunidad islámica. El Ayuntamiento le ha concedido todos los permisos para su apertura, incluido el informe sanitario y el certificado técnico, los últimos trámites realizados en agosto.

Los vecinos de La Murada, que el pasado mes de junio presentaron más de mil firmas en el Prop para que el Ayuntamiento de Orihuela les aclarara qué tipo de actividad se estaba llevando a cabo en ese local y si contaba con la preceptiva licencia de apertura, no han recibido respuesta hasta ahora. Los residentes critican la tardanza en serles facilitada la documentación requerida, aunque el alcalde, Emilio Bascuñana, no se ha llegado a reunir con ellos como solicitaron en junio.

Además, expresan sus dudas de que el local, que está en una vivienda unifamiliar, rodeada de otros chalets adosados, sea el lugar idóneo para que albergue un centro de culto religioso. «No nos oponemos a la religión, sino que queremos que nos resuelvan las dudas de los trámites que se han llevado a cabo y la rapidez en concederlos y por qué no nos han contestado antes, ya que tenemos dudas de que un bungalow sea el mejor lugar para esta actividad que es más una mezquita que otra cosa», señaló Vicente Pérez, uno de los portavoces vecinales.