La política, para muchos de los que se dedican a ella, es algo pasajero y saben que una vez fuera o tienen una profesión o difícilmente puedan volver, excepto para quienes se perpetúan en cargos públicos y consiguen vivir del erario de todos durante toda su vida. Hay alcaldes y concejales que son médicos, abogados, periodistas o dentistas, que hacen un paréntesis en su profesión para cubrir su vocación política o que compaginan ambas tareas y se da el caso de una edil que casi piensa en política las 24 horas del día al tener no sólo un cargo público, sino también ser su profesión como profesora de Ciencias Políticas. Es María Quiles, concejal de Ciudadanos en Almoradí desde 2015 y que durante 12 años estuvo militando en el PP y ahora teniente de alcalde. Se siente cuestionada por algunos por querer compaginar su actividad docente con la política pero tiene claro que ambas son compatibles.

Quiles es doctora en Ciencias Políticas e imparte clases de Fundamentos de Ciencias Políticas en el campus de Las Salesas de la Universidad Miguel Hernández y sus alumnos le preguntan por el descrédito político entre los ciudadanos. «La calidad política ha bajado mucho en los últimos años. En vez de coger a los mejores ahora se coge a quien hace más ruido. Antes en los plenos de los ayuntamientos se iba a debatir, y ahora se va a insultar y a reírse del de enfrente», asegura, y añade que «se ha perdido el respeto a las instituciones que parecen más el 'Sálvame'», se lamenta. Y critica el elevado tono que se emplea. «Algunos contrarios políticos hasta me giran la cabeza y me niegan el saludo cuando me ven y eso no lo había vivido nunca. Ahora las diferencias políticas se resuelven a tortas y no con diálogo», dice, que es lo que quiere que sus alumnos no aprendan. «En clase les enseño a los alumnos a argumentar y a respetar las opiniones del contrario, hacemos debates, discutimos pero evitando el enfrentamiento personal, que es lo que ahora, tristemente, no se ve en política».

Cataluña

María Quiles da clases de primero de carrera este año, a jóvenes de entre 18 y 20 años la mayoría, algunos de los cuales ni siquiera ha votado nunca, pero están muy preocupados por lo que sucede en Cataluña. De hecho, ha organizado un seminario, junto a la jurista Victoria Rodríguez, sobre el conflicto jurídico-político catalán. «Me preocupa cómo se están hundiendo los cimientos democráticos y me asusta que alguien decida unilateralmente saltarse la ley. El que cada uno haga lo que quiera eso es anarquía o propio de una república bananera y las leyes se pueden cambiar, o la Constitución, pero siempre desde la legalidad y con diálogo».

La edil considera que su experiencia en cargos públicos le hace tener una visión muy cercana de lo que es la política pura y dura y eso le facilita las clases y la visión que transmite a sus alumnos. «Un alumno de 18 años me preguntó si nuestro país era democrático, y eso me duele, que haya jóvenes que no lo consideren así». «La corrupción ha hecho mucho daño».