Otra vez se ha tenido que cerrar al tráfico parte del primer tramo de Los Andenes de Orihuela. Cinco meses después de que acabaran las obras, la carretera se ha clausurado debido a que el asfalto con el que se cubrió la calzada se estaba deshaciendo, literalmente. El pavimento se ha cuarteado y se han abierto grietas, algo que sorprende al tratarse de una obra nueva. La única solución posible ha sido levantarlo todo de nuevo, incluida una parte de la avenida Duque de Tamames, limpiar, y en los próximos días se volverá a asfaltar, para enfado de muchos vecinos.

El deficiente estado en el que se encontraba el asfalto no es el único problema que está registrando esta zona. Los transeúntes que paseaban ayer por el entorno del centro de especialidades médicas se encontraron con buena parte del nuevo césped teñido de color marrón. Otras plantas están también prácticamente secas y numerosas hojas de árboles y suciedad cubren las zonas verdes. Cierto es que en esa zona todavía no ha concluido la obra y los operarios continúan trabajando. Pero también es cierto que los trabajos se centran en la calzada y el espacio central, el peatonal, está prácticamente terminado y abierto al tránsito.

La obra para renovar una de las principales avenidas de Orihuela comenzó el pasado mes de febrero, se ha hecho en dos fases y todavía quedan varias semanas para acabar. Estos trabajos fueron puestos ayer como ejemplo de lo que no se debe hacer por el presidente de la Cámara de Comercio de Orihuela, Mario Martínez. A su juicio, la obra se ha realizado de forma «improvisada, con capas de asfalto que se deshacen, con alto grado de incompetencia en cuanto a los tiempos e improvisación».

Martínez consideró que «no se pueden hacer obras públicas de esa forma. Se tienen que planificar y no provocar este caos. Ha causado un perjuicio económico importante que ha provocado el cierre de establecimientos y molestias a los vecinos... Creo que todo el mundo lo piensa, lo que se hace bien se aplaude y lo que se hace mal se critica».

Sobre ese asunto, anunció que se ha propuesto a la Generalitat poner en marcha un «certificado de impacto comercial». Martínez lo considera algo vital porque «es importante que toda obra pública vaya acompañada de ese informe para saber si perjudica o beneficia al comercio en cuestión». Dijo también que se pretende impulsar esta iniciativa para que se regule mediante una ley autonómica que obligue a planificar el impacto que tendrán las obras públicas, tanto en los negocios de la zona como en los residentes.

Dudosa calidad

El alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, se pronunció ayer sobre todo este asunto al ser preguntado por este diario y dijo que «cree que ha habido alguna incidencia con el asfalto, no ha salido conforme a lo exigido en el proyecto». A ese respecto dijo que la empresa va a «deshacer lo hecho y hacerlo bien». Aseguró desconocer cuál ha sido la causa exacta del problema, «si el asfalto no se ha puesto de la forma adecuada o no cumplía con la calidad».

El alcalde rechazó valorar las críticas del presidente de la Cámara de Comercio sobre toda esta obra porque no había podido escucharlas de forma directa pero valoró que «lo que es la reforma se ha hecho bien», hasta el punto de que «no hago más que recibir felicitaciones cuando paso por allí».

Con respecto a los plazos de ejecución de los trabajos, consideró que «están más o menos ajustados de forma razonable». También añadió que se va a «recuperar el tema del césped», sobre el que recordó que en el proyecto inicial estaba planteado como artificial y finalmente se optó por hierba natural porque fue una petición de los oriolanos que se tuvo en cuenta.