«Es una putada». Pedro Carmona, patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Torrevieja, no quiso dar rodeos ayer en rueda de prensa a la hora de valorar las previsiones de la delimitación de usos y espacios portuarios (DEUP), elaborada por la Generalitat. Un documento de ordenación, obligado por la ley de Puertos, que desplaza sobre el papel a la flota con base en Torrevieja a unas instalaciones muy insuficientes, en el dique de Poniente, para asumir el volumen de actividad actual del sector.

Pese a los esfuerzos de la concejal de Pesca y Urbanismo, Fanny Serrano (PSOE) para evitar la contundencia del patrón mayor en su comparecencia,Carmona lo dejó bien claro. La Cofradía quiere que la subasta, los tinglados, la fábrica de hielo y el punto abastecimiento de combustible se queden donde están. Que es donde han estado siempre desde que se construyó el puerto. Y antes. Y en ese sentido lo señala la Cofradía en sus alegaciones, que la edil Serrano aseguró ayer que se han realizado en coordinación con el Ayuntamiento.

En esas alegaciones se indica que la Cofradía solo admitiría el cambio de ubicación con la garantía de que en el dique de Poniente ya estuvieran levantadas todas las instalaciones con las que ya cuentan ahora -algo que exige inversión- y, sobre todo, se le dé una solución técnica a la «ratonera» que se construyó a modo de muelle de abrigo en 2008 para albergar a la flota. Un dique en forma de rectángulo con un espejo de agua en su interior ridículo, hasta el punto de que un solo barco de cerco es incapaz de dar la vuelta completa para salir una vez ha entrada por la bocana. Carmona apuntó como solución construir en perpendicular un nuevo dique sobre el que cierra esa minidársena en la zona de Poniente. Algo que permitiría atracar a los barcos a dos bandas.

Rechazo

La Generalitat, la concesionaria de la tercera marina deportiva y el Ayuntamiento pactaron en 2007 construir esa dársena dimensionada solo a la flota propia de Torrevieja, que apenas suma cuatro barcos cerqueros, uno de arrastre y una veintena de artes menores.

La actividad del sector en Torrevieja atrae a muchas más embarcaciones que las locales,procedentes de puertos de Murcia, Almería y en ocasiones, Andalucía. Esta misma semana el puerto es base de una quincena cerqueros, que prefieren vender el pescado azul en la lonja de Torrevieja por su ubicación estratégica, el hecho de que los servicios básicos sean muy económicos -agua, energía, hielo-, y encontrarse próximos a los caladeros habituales de esas mismas flotas -de Cabo de Palos a las costas de Alicante-. La Cofradía aseguró ayer que sí alegó y se opuso por escrito y formalmente a ese proyecto, por insuficiente, en 2008.

La subasta genera una facturación que no ha bajado de los 4 millones de euros anuales desde 2013. De la actividad viven entre 150 y 200 pescadores en Torrevieja. Y no parece que la Cofradía vea muy cercano el cambio. La semana que viene comienzan las obras para dar mayor capacidad de producción a la fábrica de hielo, que podrá producir 40 toneladas diarias, con una inversión de más de 300.000 euros. Ahora la Cofradía debe apañarse con camiones frigoríficos para atender toda las necesidades diarias. Tanto Serrano como Carmona apuntaron a la posibilidad de contar con una «solución transitoria» y desplazar la lonja junto a la fábrica de hielo y al muelle del museo flotante -abrigo que se construyó en su día para los pesqueros-. Serrano quiso restar importancia a las indicaciones de la DEUP y dijo que el desplazamiento de la lonja está indicado como la principal medida para abrir el casco urbano a la bahía.