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Las 71 joyas de Orihuela

La capital de la Vega Baja puede presumir de contar con una de las mayores concentraciones de Bienes de Interés Cultural de la Comunidad y ahora tiene el reto de darlos a conocer y, sobre todo, conservarlos

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Orihuela presume de patrimonio histórico-artístico

Orihuela tiene más Bienes de Interés Cultural (BIC) declarados en su término que muchos municipios juntos. Cultura le reconoce un total de 71, cifra que suele aumentar cada poco tiempo al reconocerse los escudos, emblemas, piedras heráldicas y piezas análogas de más de cien años como Bienes de Interés Cultural, y la capital de la Vega Baja tiene unos cuantos.

Los Bienes de Interés Cultural suponen la máxima calificación en la protección del patrimonio y pueden ser de carácter inmueble (monumentos, jardines históricos, conjuntos históricos y zonas arqueológicas), bienes muebles e incluso bienes inmateriales (que son los que le faltan a la ciudad).

En Orihuela y sus inmediaciones se conservan doce Bienes de Interés Cultural de carácter inmueble que son el conjunto histórico-artístico de su casco urbano, el Castillo, el Palmeral de San Antón, la Catedral del Salvador, la Iglesia Parroquial de Santas Justa y Rufina, la Iglesia Parroquial de Santiago, el Palacio Episcopal, el Colegio de Santo Domingo, el Santuario de Monserrate, el Real Monasterio de la Visitación de María, el Archivo Histórico y Biblioteca y las murallas de la ciudad. En el resto del término municipal se conservan otros dos BIC, el yacimiento arqueológico de Los Saladares y la Torre de Cabo Roig, en la Costa.

Además, tiene 57 escudos heráldicos y blasones protegidos y, el pasado mes de junio, se concedieron sus dos primeros BIC de carácter mueble, a la Gloriosa Enseña del Oriol y a la Cruz de los Labradores, conocida popularmente como la Diablesa y que procesiona en Semana Santa.

La mayoría de estas joyas artísticas son de propiedad eclesiástica, otras las gestiona el Ayuntamiento y muchas son privadas, aunque el Consistorio trata de llegar a acuerdos con sus propietarios para conseguir la propiedad. Ocurre con los escudos heráldicos, algunos están, incluso, dentro de viviendas particulares o forman parte de la decoración del jardín de un chalet.

Sin duda, el BIC más antiguo es el más desconocido para los oriolanos. Pocos sabrían situarlo. Se trata del yacimiento arqueológico de Los Saladares ubicado en la Vereda de la Buena Vida, en el lugar conocido como los Cabecicos Verdes. Situado en las laderas de un pequeño cerro abarca una amplia cronología entre los siglos IX y IV antes de Cristo. Su origen está en el Bronce final, perdura en el hierro antiguo y se iberiza posteriormente. Tiene una gran importancia científica al ser uno de los primeros yacimientos en que se pudo investigar el proceso de iberización y valorar las influencias fenicias y griegas en la zona, después asimiladas por los pueblos indígenas y que acabaron originando la cultura ibérica. Su propiedad es privada.

Más emblemático en la ciudad resulta el castillo. Según las fuentes árabes (An-Nuwairî), existía ya en el siglo IX, pues lo citan al referirse al desembarco normando del año 859: «...Pusieron (los normandos) en fuga a los habitantes de Tudmir y penetraron en el Castillo de Orihuela...». Un tesoro que ha sido testigo de la mayor parte de la historia de la ciudad desde su ubicación en el Monte de San Miguel y cuya degradación, sin embargo, es continua. Su estado no presenta el mejor aspecto y estas ruinas monumentales, como están declaradas, necesitan de un buen plan de conservación.

No es el único BIC que pide con urgencia ser conservado. En las murallas, también BIC, se alza la Torre de Embergoñes, una casi olvidada que la Concejalía de Patrimonio Histórico ha puesto recientemente en valor llevando a cabo una serie de actuaciones arqueológicas que han permitido sacar a la luz la conservación de 2,5 metros de torre por debajo del nivel actual, en muy buen estado. No se puede decir lo mismo del Palacio de Rubalcava, donde se sitúan 3 escudos protegidos y que necesita de una actuación urgente.

Escudos

Los escudos, emblemas y blasones se multiplican a lo largo y ancho de la ciudad y es fácil ver uno si elevamos la vista al pasear por el casco urbano. Todos estos elementos patrimoniales se van a incluir en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que está en proceso de redacción.

Algunos de los más importantes son los escudos de la ciudad y del Reino de Valencia de la Puerta de la Olma; el escudo del Palacio del Marqués de Arneva, donde se sitúa la Casa Consistorial, y que fue trasladado de su ubicación original en la Plaza Cuberos; el anagrama de los Roca de Togores y el escudo de la portada de Juan Roca de Togores, del siglo XVIII, ubicado en el huerto del Convento del Carmen, y que se movió de su lugar original; los escudos del Palacio de Marqués de Rafal de 1927 o las Cruces Trinitarias que forman la portada del Monasterio de La Trinidad. Como curiosidad,muchos de ellos fueron puestos a posteriori en su ubicación actual.

Orihuela tiene mucho que enseñar, y en esa labor de divulgación de su importante patrimonio histórico y cultural debe centrarse la administración local ya que, a pesar de ser una de las ciudades más monumentales del país, es una de las más desconocidas.

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