Agua que no has de beber, déjala correr y que vaya al pantano de la Pedrera. Con este refrán se describe una de esas paradojas a las que nos tiene acostumbrados la comarca de la Vega Baja. Porque si uno no lo viera con sus propios ojos, costaría creer que en una de las zonas más secas del sureste alicantino, en las inmediaciones de la pedanía oriolana de Torremendo, se pueda encontrar en pleno agosto un caudal de agua que fluye con fuerza como un río.
Estupefacto se queda aquel que acierte a pasar estos días por esta zona de sequía crónica y severa. Días en los que, por cierto, el pantano de La Pedrera, aparece tan vacío, tan vacío, que cada vez se ven más esos islotes de ruina que se agrandan sin remedio. Incluso la antigua carretera que quedaba parcialmente sumergida bajo sus aguas (para susto de más de un conductor por no estar bien señalizada), se puede hacer entera de un tirón en bicicleta o a pie, hasta llegar a Torremendo. El río sin embargo tiene truco, porque el caudal que atraviesa estas tierras blancas de tanta aridez, es el agua desalinizada agua desalinizadaque, procedente de las plantas de Torrevieja y San Pedro del Pinatar, va a parar a La Pedrera. Un pantano que lo es más por vocación que por cuenca hidrográfica, y que se suele llenar con aguas ajenas como las del trasvase Tajo-Segura, o con éstas con reminiscencias de posidonia que llegan ni más ni menos que de la mar.
Algunos han visto la oportunidad del nuevo cauce y ciclistas habituales de la zona lo han convertido en parada para un refrescante chapuzón. Una zona de baño ocasional con agua tan pura, que la tienen que «mineralizar» para adaptarla al gusto de los consumidores cuando su uso es urbano. Pero no es el caso. Ese chorro que desemboca ahora como un torrente en una de las orillas del pantano tendrá un uso agrícola. Forma parte de los 30 hectómetros cúbicos que el Gobierno ha autorizado producir para paliar el cierre del «grifo» del Trasvase Tajo-Segura y que la agricultura intensiva del sur de la provincia de Alicante pueda mantener su actividad. La canalización, flanqueada por una espesa vegetación de agua dulce y tarays,forma parte del complejo sistema de redistribución hídrica de la cuenca del Segura, desde el postrasvase para usos agrícolas, a la Mancomunidad de Canales del Taibilla. El agua desalinizada es la que permite en estos momentos que La Pedrera, con apenas el 30% de su capacidad, siga siendo el mayor reservorio de agua dulce de la provincia. Y esa lámina de azul turquesa, que a veces cubre más de 1.200 hectáreas y puede albergar hasta 240 hectómetros, también ha permitido desde que comenzó a cumplir su misión de regar el campo de Cartagena, convertirse en el hábitat de cientos de especies de aves. Ahora, incluso con un río con caudal más propio del Cantábrico. P.D.: Las aguas del pantano son usadas para el baño... pero está prohibido y es peligroso.
