La Guardia Civil investiga el envenenamiento de siete gatos callejeros que se produjo en la madrugada del domingo al lunes en la calle Langosta de Orihuela Costa. Según fuentes consultadas por este diario los agentes sospechan de vecinos molestos por el hecho de que una de las residentes de la urbanización fuera quien estuviera alimentando a diario a los felinos. Además de los gatos propiedad de esta residente, la mujer daba de comer a diario a otros veinte de esta zona de urbanizaciones. Algo que había provocado problemas de convivencia con otros vecinos que le pedían que no siguiera alimentando a los animales callejeros. La Policía Local de Orihuela Costa se había preocupado por este problema vecinal y ha estado intentado en las últimas semanas resolver el problema con un traslado de los gatos a la protectora de animales u otro núcleo zoológico autorizado sin recibir respuesta de los técnicos responsables de ese departamento, siempre según los vecinos que se pusieron en contacto con este diario ayer. Seis de los animales aparecieron muertos, tumbados sobre la calzada y un séptimo se encontraba moribundo. Los residentes tacharon el envenamiento como una «salvajada» y advirtieron al Ayuntamiento de Orihuela que temen que se produzcan episodios similares con los animales que tienen costumbre de acudir a la casa.

La colonia de gatos callejera acude a diario a las inmediaciones de la vivienda en la que les garantizan el alimento e invaden otros espacios residenciales, siempre según las mismas fuentes. Los vecinos indicaron que además de la Guardia Civil, se ha solicitado la intervención del equipo especializado del Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil para, con sede en Guardamar, por un supuesto delito de maltrato animal, pero no acudieron ayer. Las mismas fuentes indicaron que va a ser difícil que las diligencias policiales puedan esclarecer los hechos porque, de momento, no se han aparecido testigos de lo ocurrido.