Apenas habían salido los primeros rayos de sol cuando un ejército de voluntarios se congregó ayer en la iglesia de Redován. Los feligreses respondieron así al llamamiento del párroco, Eloy Martín, que solicitó ayuda para trasladar todos los enseres y las tallas del templo hasta un almacén. El edificio permanecerá cerrado al culto durante cerca de seis meses para someterse a un proceso de restauración y los oficios se realizarán a un local que antes acogía un supermercado.

El trabajo comenzó antes de las siete de la mañana. Los bancos de madera se fueron cargando en un camión y los vecinos, en sus coches, transportaron con mimo tapices, cruces, manteles e imágenes. Poco después de las 10 de la mañana el trabajo había concluido y los ayudantes celebraron un almuerzo a las puertas de la iglesia. Ya por la tarde, los religiosos participaron en una misa oficiada en el templo provisional.

La reforma de la iglesia parroquial tiene un presupuesto de 150.000 euros y servirá para acabar con los problemas de las cornisas, en las que se han registrado desprendimientos, y las humedades.