La campaña iniciada por el Ayuntamiento de Orihuela para acabar con el botellón durante las fiestas de La Reconquista que se están celebrando no está yendo tal y como preveía la Concejalía de Seguridad Ciudadana. Los responsables municipales, junto a los de la Policía Local, anunciaron hace unos días que iban a ser implacables para acabar con esta práctica, que no está permitida, y que iban a poner «todos los medios a su alcance» para que los festejos de este año no tuvieran como otra de sus imágenes a centenares de jóvenes consumiendo alcohol en plena calle.

Si bien el lugar tradicional donde se hacían los botellones -el solar de Tormo de Haro- cuenta con vigilancia policial cada noche que está evitando que allí se consuman bebidas alcohólicas, lo único que ha supuesto esta medida es que el botellón se traslade a otras zonas de la ciudad, con las consiguientes molestias para los vecinos. El botellón se ha desplazado a un descampado en Las Espeñetas, cerca del Palacio del Agua. Desde la madrugada del pasado jueves, cada noche se reúnen allí unos 2.000 jóvenes sin que actúen las autoridades para evitarlo.

Los vecinos de la zona se quejan de la cantidad de residuos -botellas, vidrio, vasos y bolsas- que dejan tirados estos jóvenes y que cada mañana tienen que limpiar los empleados municipales. En las redes sociales las quejas vecinales se dirigen al Ayuntamiento ya que sostienen «que sólo ha trasladado el problema de un lugar a otro». «Es una vergüenza», son las palabras más repetidas por los vecinos.

Muchos de esos jóvenes que se reúnen cada noche a beber son menores. Tampoco está valiendo de mucho la campaña contra el abuso del alcohol iniciada por la Concejalía de Sanidad.

Esta otra imagen de los festejos está muy alejada de una fiesta de Interés Turístico Nacional.