Vive la fiesta a lo grande desde 1975. Ha pasado por todos los cargos posibles en su comparsa de toda la vida, los moros Almorávides. Persona muy querida en la ciudad, ostenta la quinta embajada de esta comparsa en las fiestas.

A sus 73 años, Rafael García (Orihuela, 1943), asegura seguir viviendo la fiesta como si tuviera 40 «como mi mujer, una festera de los pies a la cabeza» y pionera entre las mujeres oriolanas en participar en una fiesta que en sus inicios era «cosa» de hombres.

Fiel a su comparsa desde sus inicios, ha ostentado todos los cargos habidos y por haber (sólo le quedaba el de embajador). Fue presidente en 1986 y en 1991 fue nombrado presidente honorífico. También ha recibido la distinción de Yusuf en 1980. Ha sido cabo de la fila Kalifa durante 20 años y fue reconocido como Festero de Honor por parte de la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos. Está casado y tiene tres hijos «y cinco nietos que viven la fiesta más que su abuelo».

¿Cómo recibió su nombramiento como embajador Moro?

Con gran alegría. Yo lo he sido todo en mi comparsa, desde presidente a presidente honorífico, de todo... Pero ser embajador es lo más importante. Lo he recibido con una ilusión tremenda, tremenda, tremenda (repite). No sabía yo lo que daba esto de sí. Muchas satisfacciones por todos lados.

En todos sus años como festero, ¿había pensado alguna vez ostentar un cargo tan importante?

Con la cantidad de años que llevo en la fiesta, 42 ya, nunca se me pasó por la cabeza que iba a ser embajador. Ni nunca me he preocupado por ser embajador. Fueron mis hijos y mi familia quienes me han empujado a ostentar este cargo.

¿Cómo afronta las fiestas que empiezan este 9 de julio?

Con muchas ganas. A mí se me quiere mucho en Orihuela como festero y voy por la calle y voy saludando aquí y allá. La gente se ha volcado muchísimo. Lo que quiero es que tengamos una buena embajada y unos buenos trajes de salida (risas).

¿Qué espera de los festejos de este año?

Estoy preparado para todo y no me asusta nada, soy veterano en esto. Voy p´alante como los de Alicante. Viene por delante más de una semana de mucha intensidad. Y en la embajada van a salir dos nietas mías de 18 y 19 años como abanderadas de la comparsa. Lo que no puede haber son cortes y tienen que ser ágiles los desfiles. Distancia de 10 metros y unos detrás de otros.

¿Qué boato ha preparado y con qué va a sorprender al público?

Los de mi comparsa lo llevan muy en secreto todo. Ni yo mismo sé nada. No sé ni lo que va a salir. Imagino que habrá sorpresas. Cuando los vea pasar veré lo que van a sacar, porque no tengo ni idea. Ahí están metidos mis tres hijos, mi mujer y el presidente de la comparsa y son los que lo están organizando todo. A mí no me dicen ni media de lo que van a traer, ni lo que van a sacar, ni nada de nada.

¿Qué cambiaría de las Fiestas de Moros y Cristianos de Orihuela?

Pepe Vegara, el presidente de la Asociación de Fiestas, lo está llevando muy bien. No cambiaría nada. Va todo sobre ruedas. Y veremos cómo funcionan los cambios, sobre todo el que el Pájaro cierre las fiestas y no las abra como de costumbre.

La declaración de Interés Turístico Nacional es un impulso a estas fiestas...

Yo pienso que en Orihuela se va a volcar mucha más gente. Tenemos todo preparado para que todos los actos vayan sobre ruedas. Y seguro que vendrán más personas este año a ver los festejos.

¿Es partidario de que el año que viene se saque la réplica de la Enseña del Oriol y no el original por su deterioro?

Si el Pájaro está muy mal... Si es igual y hace la misma función no veo por qué no, el simbolismo es el mismo. Ya cambió el Pájaro. Mis padres me contaban que era de oro, el original, no el de bronce que tenemos ahora, pero se lo llevaron a pedazos.