A mediados de la década pasada la construcción del centro comercial en pleno centro del casco urbano se vio con recelo por parte del pequeño comercio y los grupos que entonces formaban la oposición al gobierno del Partido Popular. El impacto de grandes superficies comerciales como Carrefour y Habaneras era evidente en aquel momento, y había vaciado las calles comerciales de Torrevieja en fin de semana. Aunque esa situación no ha cambiado -los problemas del pequeño y mediano comercio son los mismos-, sí existen otros condicionantes a la hora de valorar la puesta en marcha del nuevo espacio comercial. La primera es que desde hace tres años todo el tejido comercial de Torrevieja, incluidas esas grandes superficies, compiten con el centro comercial más grande de la provincia, La Zenia de Oriuela Costa y es al que migran buena parte de los compradores de Torrevieja, y la comarca, en especial, durante los fines de semana. Más allá de la tramitación urbanística del complejo el debate sobre su impacto no se ha abierto todavía.

En su día, cuando quien lo autorizó fue el gobierno del PP -el entonces alcalde Pedro Hernández lo hizo público cuando ya estaba aprobado-, el PSOE se mostró contrario, al igual que Izquierda Unida, que además cuestionaba la legalidad del cambio urbanístico de la parcela que amparó la aprobación del proyect0 -la parcela no es estrictamente comercial, sino dotacional y de equipamiento privado-. Ahora, ambas formaciones forman parte del gobierno local que debe realizar el trámite reglado de la contrucción. El proyecto, e n el corazón del centro urbano de Torrevieja, sí fue vista en su día como una forma de revitalizar y dinamizar un barrio popular como la Colonia San Esteban. Ahora, opinan desde el barrio, cualquier cosa es mejor que el foso que dejaron las obras.