Las fiestas de hogueras del barrio de Molinos del Calvario son las únicas que continúan celebrándose en Torrevieja,Torrevieja pero están más vivas que nunca. Solo hay que comprobarlo en las dimensiones de su monumento, nueve metros de alto, y la amplitud de la zona en la que se realizan espectáculos, concursos, y todo tipo de actividades para apoyar las celebraciones. Este año han logrado extender el programa de actos durante más de una semana, y que los vecinos tomen la intersección entre la calle Joaquín Chapaprieta y San José desde el pasado 16 de junio, cuando se plantó el monumento. La Hoguera ha crecido en las últimas ediciones con una sede social en la que se realizan actos para recaudar fondos con destino a financiar la fiesta, y la proclamación de la Belleza del Fuego, por todo lo alto, en el paseo Vista Alegre.

La hoguera logra unos días recuperar para sus vecinos lo que siempre fue de ellos en este barrio torrevejense, la calle. Y las sillas y mesas se sacan al fresco en una zona en la que predomina todavía la casa de planta baja. Aunque no todos los residentes comparten esta animación, lo cierto es que cientos de vecinos de otras zonas de Torrevieja, en especial los más pequeños, se acercarán el sábado sobre la una de la madrugada para ver arder las artísticas figuras, y darse un buen baño a cuenta de la actuación de los bomberos.

La fiesta se mantiene por el empeño del joven Alfredo Guillén (23 años), su familia, un grupo de unos quince vecinos del barrio y una comisión integrada por unos ochenta miembros.

Guillén no solo es el presidente de la comisión de esta hoguera, también es el artista que levanta, año tras año, el monumento, que no desmerece de muchos de los que se realizan en fiestas de hogueras de municipios de la provincia y Alicante.

Titania y Oberón

Del grupo escultórico destacan los personajes de Oberón, Titania -con un guiño a la estética glam de David Bowie- y Puck. Todos inspirados en los enredos amorosos y mágicos del Sueño de una Noche de Verano.

Pero es también homenaje al tesón de un barrio por sacar adelante esta fiesta tan mediterránea en Torrevieja- hay antecedentes de organización de fallas y hogueras desde la II República-; en un municipio tan aficionado a importar celebraciones ajenas.

Un barrio que ha logrado también mantener la ubicación de la hoguera cumpliendo con las medidas de seguridad, y sin volúmenes que puedan hacer peligrar la integridad de los espectadores. Y que busca la colaboración de empresas cercanas a los actos, desde la encargada de la iluminación y sonido, a la panadería o la peluquería del barrio. Crítica y hogueras van de la mano, y crítica hay también en ésta aunque, eso sí, a nivel nacional no vayamos a liarla que el Ayuntamiento pone 9.000 euros y la Diputación otros 6.000.

El resto sale de los actos de recaudación de la propia fiesta y con ese dinero se ha podido alquilar una iluminación especial que hace, si cabe, todavía más grande, a los Molinos del Calvario.