Las instalaciones del vertedero de Proambiente entre La Murada y Abanilla no acogerán basura nunca más. Así de contundente se mostró ayer el Director General de Calidad Ambiental de la Comunidad Valenciana, Joan Piquer, quien descartó que este basurero acoja una de las dos plantas de transferencia de residuos que el Consorcio Vega Baja va a instalar en la comarca y cuya ubicación aún es una incógnita que no desveló Piquer. «Nunca se ha planteado esa posibilidad porque hay que separar lo nuevo de lo viejo y buscamos otras ubicaciones geográficas que acojan unas instalaciones que se pueden ubicar en cualquier polígono industrial o en terrenos con compatibilidad urbanística».

Pero, sin duda, lo más relevante del día de ayer fue la escenificación de que el vertedero de Proambiente es historia y eso es precisamente lo que quisieron evidenciar las cuatro administraciones públicas implicadas en la restauración medioambiental de la zona que se dieron cita en las instalaciones del basurero, bajo un sol de justicia, cerca de las 14 horas, para visitar los trabajos de restauración y sellado, invitados por la plataforma Vertivega. Allí estuvieron los directores generales de Calidad Ambiental de Valencia y Murcia, Joan Piquer y Juan Madrigal, y los alcaldes de Orihuela y Abanilla, Emilio Bascuñana y Ezequiel Alonso.

Todos ellos realizaron un recorrido por el interior del vertedero, que nada tiene que ver a lo que era años atrás. Los trabajos de sellado finalizarán en un par de semanas, y los de restauración estarán listos en 2 o 3 años, cerrando así un capítulo negro en la historia de las basuras en la Vega Baja. Ambas administraciones autonómicas, además, se comprometieron al mantenimiento postclausura durante 30 años, como la limpieza de las cunetas.

Revegetación

La zona en la que hay miles de toneladas de basura enterradas, aparece ahora cubierta de piedras y sólo los restos cercanos que sobresalen de un montículo, donde aún no se ha actuado, recuerdan que sobre lo que se camina son residuos. El siguiente paso será la revegetación en los terrenos ocupados por el vertedero. En octubre se plantarán los primeros árboles, que serán especies autóctonas. Hay que recordar que el entorno está protegido como LIC y ZEPA.

Todas las actuaciones están siendo sufragadas por la Generalitat Valenciana, con un coste de 820.000 euros, y la Región de Murcia, con 39 hectáreas afectadas lo que ya le ha supuesto un gasto de más de 3.400.000 euros. Murcia prepara el proyecto definitivo de recuperación, que costará unos 2 millones de euros. Dinero que ambas regiones reclaman por vía judicial a la mercantil Proambiente, en concurso de acreedores, con dos procesos judiciales abiertos.