¿Es el cuadro «La Tentación de Santo Tomás de Aquino» de Diego Velázquez el antecedente de «Las Meninas»? Eso es lo que mantienen dos expertos historiadores encargados de la conservación de esta magnífica obra del pintor barroco y que se encuentra expuesta en el Museo de Arte Sacro de Orihuela. El director del Museo de Arte Sacro, Mariano Cecilia y la conservadora, Gema Ruiz, sostienen los paralelismos de los personajes de los dos lienzos, lo que es otro motivo para ir a visitarla.

Los expertos señalan a la posición de los protagonistas de ambas obras. «Santo Tomás aparece rodeado de dos ángeles y mantiene la misma composición que Las Meninas donde aparece la infanta Margarita, en el centro, rodeada de las dos meninas. Es la misma posición, sólo que giradas y, al fondo, la prostituta huyendo. En cambio, en Las Meninas quien sale al fondo de la obra es el aposentador de la reina», señala Ruiz. De hecho, el pintor oriolano y caricaturista, Alfonso Ortuño, plasmó en una de sus obras esa similitud y parentesco dando la vuelta a Santo Tomás y a los ángeles, lo que descubre que mantienen la misma composición que los tres personajes de la obra cumbre de Velázquez.

Hay que resaltar que «La Tentación de Santo Tomás de Aquino» se pintó entre 1631 y 1633 y «Las Meninas» 26 años después, por lo que la obra expuesta en Orihuela pudo servir de inspiración al pintor sevillano para realizar su pintura cumbre. «Hay que fijarse bien en una y otra y ves las que las líneas de posición son las mismas, hay que tener en cuenta que, a pesar de su calidad, el Santo Tomás es uno de sus primeros cuadros, que le sirvió de referencia para aprender técnicas de profundidad y punto de fuga que luego expresó en otros cuadros», explica Cecilia.

No sólo este importante detalle hace único al lienzo del Museo de Arte Sacro de Orihuela. Es uno de los pocos que el pintor de la Corte realizó sobre temática religiosa durante su carrera. Iconográficamente a Santo Tomás nunca se le había representado así, mezclando las dos escenas del tizón para echar a la prostituta y el desmayo mientras lo reconfortan los ángeles.

A muchos sorprenderá que en Orihuela haya un Velázquez, pero tiene su explicación. El lienzo fue regalado a los dominicos del Colegio de Santo Domingo por el confesor del Rey Felipe IV, Fray Tomás Sotomayor, en agradecimiento por haberle apoyado en el pleito que mantenía con el Cabildo de la Catedral de Orihuela por la titularidad de unas tierras. Finalmente, el confesor ganó el juicio y encargó al pintor de la Corte, Velázquez que hiciera un cuadro para los dominicos oriolanos, y quiso plasmar la historia de uno de ellos, «La Tentación de Santo Tomás de Aquino».

¿Y cómo llegó este cuadro al Museo de Arte Sacro de Orihuela? La obra nunca ha salido de la ciudad, excepto para exponerse en el Museo de El Prado, en dos ocasiones, en la National Gallery de Londres en 2008 y en París, en 2015, en una exposición en el Gran Palais organizada por el Museo del Louvre. Cuando Velázquez lo terminó se llevó al Colegio de Santo Domingo, sede entonces de la Universidad, para presidir la Sala de Grados y doctorados. «Es un referente para el estudiante, Santo Tomás es el sol del pensamiento eclesiástico y, por tanto, para los futuros doctores y licenciados es un ejemplo a seguir como hombre», cuenta Mariano Cecilia.

El lienzo permaneció en Santo Domingo hasta el año 1936. Al comienzo de la Guerra Civil se llevó al Palacio del Conde la Granja, donde se montó un museo en pleno conflicto bélico para salvar el patrimonio cultural y artístico de Orihuela. Estuvo allí custodiado hasta el final de la guerra, en 1939, momento en el que se devolvió a su propietario, la Diócesis de Orihuela-Alicante, que ese mismo año funda el Museo de Arte Sacro donde, desde 1940, se expone el lienzo, aunque en los años 60 se trasladó a la Catedral.

En 2011, al volver al Palacio Episcopal, se colocó en el mismo lugar donde estuvo colgado en los inicios del museo, en la capilla del Palacio, donde aparece imponente con sus grandes dimensiones (173 cms. x 210 cms.). «Lo que suele chocar a los expertos es que el cuadro sea propiedad de la Iglesia, ya que la mayoría de obras de Velázquez pertenecen al Estado o a colecciones de particulares», señala Gema Ruiz.

La política del Obispado establece que el cuadro no salga de Orihuela en 10 años por el bien del turismo de la ciudad y de su conservación. «Sólo si lo pide un museo muy importante lo cedemos, pero tenemos peticiones de toda España y Europa, como Viena, Berlín o Portugal y se ha denegado el traslado», indica el director del Museo de Arte Sacro, que recibe una media de entre 30.000 y 40.000 visitantes al año.

El lienzo ha sido dos veces restaurado por expertos restauradores del Museo del Prado. La primera fue en 1950, cuando se expuso por primera vez en Madrid, y la última a finales de los años 90 del siglo pasado, cuando regresó a la capital de España y fue sometido a un completo trabajo de investigación y conservación. Allí se le realizaron pruebas de pigmentos y se hicieron radiografías de la obra que también fue tratada con infrarrojos.

«Descubrieron la pincelada de Velázquez, todo lo característico de esta obra comparada con otras del pintor», explica Cecilia. «Es un auténtico Velázquez, una pieza de gran calidad», concluye.