Han pasado ya 6 años y 4 meses desde que Bienvenida Campillo vio por última vez a Koria Badbad Hafed, su hija de acogida. Fue durante un viaje a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf en Argelia, para que visitara a su familia. Koria tenía 17 años y estaba muy integrada en San Miguel de Salinas, donde reside su familia de acogida y donde ya no regresó. El día de la vuelta a España la joven, que estaba tutelada por la Generalitat Valenciana, fue retenida y Bienvenida y su hijo David, que viajó con ella, no pudieron hacer nada para regresar a España con Koria donde los esperaba José Vicente Mañogil, padre de acogida.

Las ganas de volver a verla pueden con el cansancio de esta familia que lleva años luchando y que ha pedido su liberación a la mismísima ONU. Hoy llegan a Madrid con la esperanza de que el Ministerio de Asuntos Exteriores atienda sus peticiones de repatriación de la joven retenida por el Frente Polisario en los Campamentos del Sáhara Occidental. Un autobús, subvencionado por el Ayuntamiento de San Miguel de Salinas, trasladará a los padres de acogida de Koria, a algunos ediles de la corporación municipal, de donde Campillo es edil de Izquierda Unida, y a numerosos vecinos.

En la concentración, prevista para las 12 del mediodía frente a las puertas del Ministerio, estarán también las familias de acogida de Darya Embarek Selma y Nahjiba Mohamed Belkacem, y la de adopción de la española Maloma Morales de Matos, todas ellas privadas de libertad desde hace años en los campamentos de Tinduf.

Esperanza

Las cuatro familias pretenden ser escuchadas por los responsables del Ministerio a los que les exigen «el mismo trato» para las jóvenes de origen saharaui que el prestado recientemente a la malagueña Jimena Rico y a su novia egipcia, Shaza Ismail, que pasaron un verdadero calvario tras huir de Emiratos Árabes y ser detenidas en Turquía y que, gracias a la mediación del Gobierno de España, pudieron regresar a Torrox.

Es la esperanza que les queda a estos padres de acogida. La familia de Koria no ha parado de intentar ponerse en contacto con la joven, que tiene ahora 23 años, y lo consiguió hace un mes. Fue una llamada telefónica breve en la que Koria le dijo a Bienvenida «me has buscado y me has encontrado, esto es una gran alegría para todos y nos veremos pronto». Una conversación en la que Koria estuvo rodeada de personas, por lo que se la notó tensa y evadiendo algunas preguntas de su madre, que acogió a la joven en el verano del 2000 gracias al programa «Vacaciones en Paz» y se quedó en España al detectársele una dolencia cardíaca.