No duele, solo tarda una hora y aseguran que ayuda a muchas mujeres a finalizar el proceso emocional tras superar un cáncer de mama. La Mancomunidad de Servicios Sociales la Vega comenzó ayer a tratar a las tres primeras pacientes del programa «Areola solidaria, curando la autoestima». Es un proyecto pionero en la comarca al ser la primera vez que una organización pública financia este tratamiento estético. Permite reconstruir la apariencia del pezón y su contorno mediante un tatuaje con técnicas de dibujo en tres dimensiones que busca el hiperrealismo. El resultado contribuye en muchas ocasiones a cerrar la cicatriz emocional tras un ciclo doloroso. Se busca pasar página.

La primera paciente llegó poco antes de las 16.30 horas al consultorio médico de Redován. Lo hizo acompañada de una familiar. Allí la esperaba la directora de la Mancomunidad, Mayte Martínez, y Alberto García, el psicólogo. Aseguró no estar nerviosa. Se le veía convencida. Tiene 52 años y hace una década que superó su cáncer. Los cirujanos ya le hicieron en su día la reconstrucción mamaria, pero faltaba algo.

La técnica de micopigmentación permite también disimular algunas cicatrices. Mary Parra

Contó que se decidió a tatuarse el pezón del pecho extirpado cuando el pasado año conoció a la presidenta de la Asociación de Micropigmentación, Estética, Paramédica y Oncológica de España (Amepo), la enfermera María Dolores Pérez. Ofreció una charla en la comarca para explicar en qué consistía esta técnica. Ayer se desplazó desde Barcelona hasta la Vega Baja para realizar los primeros tatuajes a mujeres que viven en municipios agrupados en la Mancomunidad, que son Redován, Algorfa, Jacarilla y San Miguel de Salinas.

Gama cromática

La sesión comenzó haciendo una comparativa de los dos pechos para diseñar el aspecto de la areola que faltaba. La enfermera seleccionó diferentes pigmentos para conseguir la gama cromática deseada. Marcó el contorno en la piel y enseguida se escuchó el inconfundible sonido de la máquina tatuadora. Frente a ella, un lienzo en blanco marcado por las cicatrices del cáncer.

Las enfermeras trabajan en la primera sesión realizada ayer en Redován. Mary Parra

Primero intervino en la mama que fue extirpada. Después, en la sana. En esa última se le practicó una reducción de pecho durante la reconstrucción quirúrgica. Había que igualar el aspecto de ambas. De esa operación quedó alguna cicatriz que ayer fue disimulada gracias a la tinta y la precisión de la especialista.

La sesión duró unos 60 minutos. Pareció de todo menos aburrida. Desde el pasillo contiguo se escuchaba una animada conversación salpicada de risas. «Confidencias entre mujeres», apuntó una de ellas al salir. Fueron risas que acabaron en sonrisas, porque así salió la paciente después de la sesión.

«Estoy contenta con el resultado, es algo importante. Espero que una amiga que ha pasado por lo mismo se decida ahora a hacérselo también». El cambio estético era evidente. Acabado el trabajo, llegaron otras dos mujeres más. El sonido de la máquina tatuadora siguió hasta pasadas las 21 horas.

Volumen

«Hay que entender que una vez que un cirujano hace la reconstrucción tras la mastectomía, el pecho sólo tiene volumen, es un bulto pero no llega a tener apariencia completa de mama. Las mujeres que pasan por este trance suelen necesitar ayuda del psico-oncólogo porque en muchas ocasiones la autoestima queda por los suelos. Es una zona muy femenina, maternal, sexual... es un cambio psicológico muy fuerte», apuntó la presidenta de Amepo.

Dicha asociación presentó en mayo de 2015 una Proposición No de Ley en el Congreso de los Diputados para pedir que este tratamiento se incluya en la sanidad pública, algo que hasta ahora no se ha conseguido. Cuesta unos 400 euros y no todas las supervivientes del cáncer pueden pagarlo. Es por ello que la Mancomunidad de Servicios Sociales la Vega ha decidido incluirlo en su cartera de prestaciones. «Se trata de finalizar el proceso emocional y creemos que lo debería de asumir la sanidad pública. Incluir esto como parte del proceso de reconstrucción no costaría tanto. Ayuda más de lo que muchos se imaginan y hay numerosas mujeres que hasta dejan de ir al psicólogo», concluyó la presidenta de Amepo.

Resultado del tatuaje en el pecho. Mary Parra