Las mujeres de Granja de Rocamora hicieron ayer historia en el municipio. Por primera vez, en una tradición que se remonta al siglo XIII, las mujeres ostentaron la capitanía en las Fiestas de la Santísima Cruz y portaron las banderas, un privilegio reservado hasta ahora sólo a hombres.

Las 18 capitanas. todas ellas de la Asociación de Amas de Casa del municipio, llevaron con orgullo las banderas que enarbolaron a las puertas de la ermita de la Santa Cruz y en el Ayuntamiento, presidiendo un desfile por las calles de la localidad, que tuvo más protagonismo femenino que nunca.

El papel de las mujeres en esta fiesta se había centrado en ser las acompañantes de los capitanes, siempre hombres, y alguna había llegado a ser abanderada. Hasta ayer, y gracias a la valentía de la presidenta de la Asociación de Amas de Casa, Antoñita Pérez, quien, al finalizar los festejos del pasado año, dio el paso de pujar por el privilegio de portar las banderas en una subasta a la que en 8 siglos sólo habían acudido hombres. Ante el atónito general fue capaz no sólo de pujar cada vez con más decisión sino de ganar la subasta por 12.000 euros, que han pagado entre todas las socias de la asociación, y conseguir así un hito que ha pasado a la historia de estas fiestas medievales.

Las capitanas con su banda azul y las abanderadas con la roja fueron las encargadas ayer de recoger a las reinas, primero, y acompañar a las autoridades y al pregonero, hasta la plaza de la Cruz en un animado pasacalles. Allí recibieron el aplauso de todos los que no quisieron perderse una fecha histórica, que en palabras de la edil de Fiestas de la localidad, María de los Ángeles Rocamora, «supone el empoderamiento de las mujeres, que no tienen por qué ser acompañantes de los hombres sino que pueden participar de manera activa en las fiestas. Están emocionadas y radiantes».

Hoy, las capitanas volverán a desfilar por las calles de Granja a las 20 horas en el desfile general y también lo harán el martes por la tarde y el miércoles, el día grande de las fiestas, donde todas ellas enarbolaran las banderas en la Soldadesca y en la Bendición de los Aires, para poner punto final a lo que es más que un sueño, por el significado que tiene. Ese día, quizá, una nueva mujer vuelva a pujar.