Fue uno de los alcaldes de Almoradí que menos duró en el cargo, tan sólo tres meses y medio, pero que dejó huella y más actuaciones en la localidad que algunos regidores en años. Muchos no lo recordarán pero desde ayer, Ángel Vaíllo Pastor, forma parte del municipio que gobernó desde el 04 de marzo de 1936 al 27 de junio de ese mismo año, durante la Segunda República Española. Una plaza, frente a la estación de autobuses, lleva ya su nombre.

La placa fue destapada por los nietos de Ángel, y por la alcaldesa de Almoradí, María Gómez, en el transcurso de un acto que reunió a numerosos familiares del exalcalde republicano y políticos de todos los partidos con representación en el consistorio almoradidense.

Su gobierno fue efímero pero dejó tras de sí una serie de mejoras para el municipio. Muchas de ellas aún perduran. Se ocupó de la construcción de grupos escolares en los barrios de Montesinos, Saladar y Cruz de Galindo o el alumbrado público de la entonces pedanía de Los Montesinos. También constituyó un registro de colocación obrera y reparaciones en calles, edificios municipales y obras de riego. Además, ya como juez de Paz y síndico, que lo fue hasta 1939, tomó el acuerdo de variar la tanda de riego, suprimiendo el privilegio que tenían la mayoría de los terratenientes a disponer de las mejores horas del día para regar. Un sistema que se mantiene a día de hoy.

El 29 de noviembre de 2016 se llevó a pleno el acuerdo de dar el nombre de una plaza al Alcalde Ángel Vaíllo Pastor, gobernando entonces el socialista Jaime Pérez junto a la teniente de alcalde, María Jesús Pérez. La propuesta no fue votada por unanimidad, ya que el PP votó en contra. No obstante, la moción salió adelante con los votos afirmativos de PSOE, IU y Cs. Ayer, 6 de los 7 ediles que votaron «no» a la propuesta acudieron al acto, incluida la entonces portavoz de la oposición, y hoy alcaldesa, María Gómez (PP), quien dirigió un discurso en el que recordó que «por mayoría se aprobó dar el nombre de esta plaza al que fuera alcalde de Almoradí en 1936». Sus palabras llegaron después de las del nieto del exregidor, Vicente Vaíllo, quien agradeció «a los que hicieron posible este acto». Otro de los nietos del exalcalde republicano, Ángel Vaíllo, señaló que «culmina así la lucha de la familia para que mi abuelo tenga la reparación histórica que se merece».

La vida de Ángel Vaíllo no fue fácil. En 1939, tras acabar la Guerra Civil, fue detenido y condenado a muerte, aunque posteriormente se conmutó por 30 años de prisión. Pasó por varios campos de concentración, como el de Albatera y trasladado a la prisión del Fuerte San Cristóbal, en Pamplona, donde murió el 19 de enero de 1945 de tuberculosis. Fue enterrado en el llamado «cementerio de las botellas», junto a una botella con sus datos en el interior, que permitió identificarlo tras hallar su cuerpo en 2006, tras años de búsqueda por parte de sus familiares. Sus restos mortales fueron honrados en el Ayuntamiento en 2010.