Hay que tener «pelendengues», «pachorra» o ser «un viva la Virgen» para no caer en la tentación de escribir con las tripas a la hora de referirse al desdoblamiento de la variante de la Nacional 332 a su paso por Torrevieja. Actualmente, y tras las últimas informaciones sobre el trámite de este proyecto, uno debe de luchar por no llegar en un estado de ánimo donde todo nos de igual, cien que ochenta. Estamos cansados de tantos cabreos, y por lo tanto tampoco queremos andar increpando al prójimo como cualquier político del tres al cuarto.

Son muchos los años esperando una solución definitiva a este problema, que tiene totalmente estrangulados los accesos a la ciudad, sobre todo por el sur de su término municipal.

No se trata ahora de andar a la búsqueda de quienes acaparan la mayor parte de culpa en las intermitentes paralizaciones de este proyecto, iniciado hace más de una década, aunque no me resisto a la tentación. Porque me da risa y me causa también amargura ver ahora al PP en la oposición en el ayuntamiento torrevejense despotricar contra los gobiernos de izquierda a nivel local y autonómico, por no haber sido capaces en dos años de gestión dar salida viable al ansiado desdoble.

Ellos llegaron a contar con 27 años de poder absoluto en esas administraciones, y coincidieron, en dos ocasiones, con gobiernos centrales del mismo color. Durante esas largas etapas o no quisieron, o no pudieron, o no supieron culminar la llamada Vía Parque entre Guardamar del Segura y Pilar de la Horadada. Quedaron por ejecutar los ocho kilómetros de su discurrir por Torrevieja.

En este proyecto los ayuntamientos se comprometieron a ceder los terrenos necesarios para su realización, la Generalitat Valenciana a redactarlo, y el Ministerio de Fomento del Gobierno central a ejecutarlo y financiarlo. Lo de los terrenos circundantes a la variante, objeto de expropiación por parte municipal, históricamente baldíos, se tramitó tarde y mal. Hubo algún promotor que ante la inoperancia del Ayuntamiento, cogió las escrituras de los de su propiedad afectados al proyecto y se plantó en Fomento, donde los cedió personalmente y le fueron aceptados. Otros sostuvieron, sin éxito, que eran edificables al considerar la variante como un vial urbano y finalmente como se ha visto ahora los destinaron a zonas verdes, que además no han ejecutado, de sus respectivas urbanizaciones, ganando suelo edificable para más casitas, contando para ello con la vista gorda del Ayuntamiento. Total: un sindios.

En medio de aquel desmadre el entonces edil de Izquierda Unida en el consistorio José Manuel Martínez Andreu denunció hasta la saciedad en las sesiones plenarias del Ayuntamiento que se acababan los plazos para ceder los terrenos. No le hicieron caso, los plazos se acabaron y la Vía Parque pasó de largo. Entonces hubo que barajar de nuevo, y en estas nos encontramos. El cuatripartito gobernante, con errores incluidos, -como el dar por hecho que todo estaba listo para la adjudicación hace un año-, pero con la firme voluntad de acelerar el proceso ha intentando levantar el muerto. La oposición del PP, por su parte, se ha dedicado poner palos en las ruedas para rentabilizar políticamente la situación y las llamadas «fuerzas vivas» de la ciudad siguen en estado catatónico a la hora de reivindicar unas obras de vital importancia para su intereses y lo generales de la población.

Los consejos, ya se sabe, son gratis. Aún así solemos pedírselos a quienes presumimos que nos van a dar la razón. Personalmente no me ha pedido ninguno sobre el tema que nos ocupa, pero voy a darlo. Comerciantes, hosteleros, promotores inmobiliarios, vendedores ambulantes, el tío que espasmódicamente vocea desde un ciclomotor la venta del arrope y calabazate, con su peculiar sonsonete, y hasta los afiladores que se dejan caer por aquí de uvas a peras deberían constituirse en plataforma, para instar a toda la corporación municipal a andar de una puñetera vez cogiditos de la mano para solucionar el problema que nos ocupa aportando ideas imaginativas tendentes a solucionar los atascos del trafico en Torrevieja y su entorno que repelen a los conductores acercarse a la ciudad por gusto u ocio. Situación que a partir de ahora, un año más, nos convertirá en cita obligada en los informativos a la hora de hablar sobre el estado del tráfico en las carreteras españolas. O hacemos algo, o de lo contrario que nuestros dioses nos cojan confesaos. Al tiempo.