Nueve de la mañana y en la clase de sexto del Colegio Nuestra Señora del Rosario de Torreviejaandan un poco alborotados. Su jornada no va a empezar como todas las demás. En la sala multiusos les espera un señor con traje de pajarita y una batuta. Son un público de lo más heterogéneo, internacional. Se van sentando y, con su voz grave, el señor de pajarita les canta.

Con los ojos como platos se quedan los alumnos que participan en las sesiones que están llevando la lírica a todos los colegios de Torrevieja. Unas sesiones que en número de 70 y de la mano Patronato de Habaneras del acercan la voz del barítono Pablo López a todos los centros educativos de Infantil y Primaria de la ciudad y al de Educación Especial ALPE.

Bajo el formato de concierto didáctico entra el «bel canto» en el cole. El aula se transforma por unos minutos en un escenario. Y quien dice el aula dice el gimnasio o la clase de música. El lugar casi es lo de menos cuando de lo que se trata es de mostrar a los chavales ese maravilloso mundo que dentro del universo musical es la lírica.

Hacerlo de una manera entretenida y lúdica es la especialidad de Pablo López, y a la vista del interés que muestran los alumnos no hay duda de que la música es un importante vehículo de aprendizaje. No hace falta mucho. Una pantalla de proyección y apenas un par de bancos para delimitar el «escenario» donde se va a desarrollar la representación, como si fuera el mismísimo Covent Garden London. Entonces se va llenando el «patio de butacas» de público escolar que quizá no sea entendido, pero que desde luego resulta ser el más exigente, dispuestos a asistir a una mañana en la ópera, dejando por un buen rato la rutina de temas y ejercicios, que tampoco les viene mal. Y así, entre algún que otro comentario ocurrente y las apostillas del graciosillo de turno, el personal menudo queda sorprendido por la poderosa voz profesional de este bajo-barítono, que literalmente deja a más de uno con la boca abierta.

Los alumnos aprenden que educando la voz se convierte en un instrumento musical más. Pero Pablo no les da ninguna charla. Se lo explica cantando. Se inspira esta «ópera infantil» en la pieza El Maestro de Capella de Doménico Cimarosa, en el que un director de orquesta se «pelea» con los músicos para componer una obra en directo. El propio López, que se licenció en canto en la Escola Superior de Cataluña y además combina su diplomatura en educación musical con una licenciatura en arte dramático, concibe este programa de canto en la escuela como proyecto artístico y educativo, con un propósito claro: desterrar entre los chavales la falsa idea de que la lírica es aburrida.

Acompañándose de los instrumentos musicales de una orquesta en dibujos animados, el barítono mallorquín interactúa ofreciendo todo un espectáculo ante la atenta mirada de los alumnos.

Ni la magia falta a la cita, y en un pis pas se ve aparecer una flauta cuando menos lo espera el respetable. Así, en su entorno más cotidiano, van descubriendo los distintos estilos musicales de la lírica mientras se acercan a la ópera como espectáculo total que combina el sonido de los instrumentos con el movimiento corporal (danza), cantantes que son también actores, poesía y artes plásticas y escénicas.

Una sesión de la que también aprenden y disfrutan los profesores, que en algunos casos colaboran introduciendo a los chavales en el «mundillo» con la elaboración de trabajos sobre cantantes u óperas famosas. La acogida de este espectáculo operístico tan especial ha tenido una excelente acogida entre los centros educativos, que han entendido la propuesta como proyecto interdisciplinar y se han sumado al mismo con actividades paralelas y complementarias.Gira

En su «gira» por los colegios de la geografía torrevejense Pablo López ya ha actuado en el Colegio Amanecer, en el Ciudad del Mar, en Nuestra Señora del Rosario y en el CEIP Cuba. Pero aún le esperan más escenarios para seguir acercando la música y la lírica de calidad a los más jóvenes. El gran reto: despertar su sensibilidad y su inquietud, y sobre todo, que después de los últimos aplausos los chavales, que en la mayoría de los casos habrán tenido su» bautismo operístico», se vayan convencidos de que la música tiene de verdad poder para transformar el mundo.