El pasado viernes fui al buscador más famoso de internet y puse tres palabras: Miguel Hernández Orihuela. El primer resultado entre 432.000 que encontró en 0,98 segundos fue curioso porque tras la localización geográfica, en la que aparecía la Fundación Miguel Hernández, la estación de tren y el colegio público Miguel Hernández (nada más), la primera página era «enorihuela.com/miguelhdez.html que les invito a visitar. Encabezada por un anuncio de telefonía se veía en logotipo de 2010, cuando se conmemoró el centenario de su nacimiento. «¿Primera página en internet?, me habré equivocado?», pensé. No. La segunda y tercera eran de la Wikipedia; la cuarta, del colegio público al que da nombre el poeta; la quinta, del Instituto Cervantes; la sexta, una noticia publicada por INFORMACIÓN (perdonen el autobombo); la séptima, una promoción turística de España; la octava, el triatlón de Orihuela y la novena, la Universidad Miguel Hernández. No les aburro más.

«Si no están en internet no eres nadie», dicen. Pues bien, el Ayuntamiento -ni este ni los anteriores-ha conseguido que la conjunción Orihuela y Miguel Hernández sea alguien en la red y con ello que exista una merecidísima rentabilidad para las generaciones presentes y futuras en cualquiera de sus aspectos, pero principalmente en el turístico y el cultural. Si quieren verlo de un punto de vista más economicista, no existe nada que suponga una rentabilidad para la ciudad. Otros municipios, el caso más significativo es Quesada (Jaén) han conseguido en cinco años adquirir mucha más relevancia en la obra del poeta que su ciudad natal en cien y teniendo como único punto de apoyo el nacimiento en ese pueblo de Josefina Manresa, su mujer. Lo que le ha costado a la Diputación jienense el legado es mucho menor, a buen seguro, de lo que Orihuela se ha gastado y se gastará estos años en recuperar lo que pueda de él, que ya es bien poco. Y digo bien con la delgada relación que une a Josefina Manresa y Quesada porque si bien es cierto que nació allí, se crío y creció entre Cox y Orihuela, ciudad que a día de hoy ni le ha puesto una calle, como reivindica Joan Pamies y eso que se aprobó en un pleno hace meses.

Quizá esto explique lo fácil que puede ser constituir una comisión, diseñar y pagar un logotipo, visitar y comprometer a personajes de la cultura y la educación, pero lo difícil es que la ciudad del poeta respire al poeta. Este reportaje pretende acercar a algunas de las iniciativas de diversa índoles que se han hecho durante los últimos años por Miguel Hernández y que aún perduran con resultados muy dispares. ¿Falta de imaginación?, ¿capacidad?. No, quizá sea exceso de exigencia o, como dijo una concejala de Cultura, puede ser también que «Orihuela no le debe nada a Miguel Hernández».

Conmemoración

Hoy se inician los actos de la conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento del poeta universal. Nadie discute a estas alturas que, probablemente, este oriolano cabrero haya sido el más influyente de las letras españolas. Año y medio después de gobernar en Orihuela la celebración de esa efeméride a la que se ha sumado no sólo Quesada, también Alicante o Elche, la Generalitat Valenciana y el propio Congreso de los Diputados, no supondrá, a priori, una repercusión para la única ciudad que tiene algo que nadie tiene: aquí nació y aquí vivió. Uno puede recorrer calles o plazas -como la recientemente recuperada por Cs de Ramón Sijé- y pensar que por allí creció, corrió, se emocionó, deseó, sintió y vibró Miguel. Y con esa ventaja que tiene Orihuela nadie, en teoría, podía competir. ¿O sí?