Desde que amanece y hasta que se pone el sol. Un grupo de callosinos lleva varias semanas haciendo guardia en torno a la Cruz de los Caídos para evitar que el Ayuntamiento retire el monolito. Saben que ya se ha intentado en dos ocasiones y no quieren que les pille por sorpresa. En su mayoría son hombres y mujeres de avanzada edad, pero también se acercan personas jóvenes. Juntos pasan las horas sentados en torno a un monumento que para algunos representa un vestigio del franquismo y para otros, como ellos, es un símbolo de amor vinculado a Jesucristo por el que merece la pena luchar.

Y lo cierto es que luchan, aunque en sentido figurado. Lo hacen a su manera. Sin levantar la voz ni molestar a nadie. Sus únicas armas son un puñado de rosarios y la oración mediante la que se encomiendan al Santísimo para que les dé fuerza. Fuerza para seguir defendiendo la permanencia de la Cruz al amparo de la Arciprestal de San Martín.

Los grupos son rotativos. Unos vienen y otros van, pero intentan que la Cruz no se quede sola ni un momento, al menos por el día. Son los mismos que en dos ocasiones evitaron que la grúa enviada por el Consistorio desmontara el monolito. Algunos de ellos se llegaron a encadenar. Otros se plantaron delante hasta con carros de la compra. Junto al párroco hicieron sonar las campanas del templo para pedir refuerzos vecinales. Conseguieron su objetivo, pero no quieren bajar la guardia.

La protesta pacífica invita a la reflexión sobre lo que ha acontecido en el municipio en los últimos meses. Aunque no solo se habla de esta polémica. Como es normal, las mujeres y los hombres que allí se reúnen también charlan sobre otros temas. Comparten almuerzos y meriendas, se turnan para participar en las eucaristías, degustan las típicas monas de estas fechas e invitan a todo el que quiere luchar por esta causa a unirse al grupo.

Mientras tanto, el gobierno local de izquierdas es conocedor de la situación, pues el Ayuntamiento está a escasos metros de la Cruz. Los feligreses aseguran que mientras el tripartito siga con su pretensión de trasladar la Cruz al cementerio, allí los encontrarán, con sus rosarios y sus rezos para defender su causa.