Descanso eterno sobre un parque. La ampliación del cementerio municipal de Daya Nueva se ejecutó sobre suelo que está destinado en el planeamiento urbanístico a una zona verde. La chapuza administrativa se derivó de la urgencia de abordar una ampliación necesaria por la falta de nichos en el cementerio de este municipio de poco más de 1.800 vecinos.
El suelo situado junto al cementerio, unos 9.500 metros cuadrados, fue expropiado para dotar a una urbanización cercana, la SAU-R.2 del terreno necesario para completar sus zonas verdes. La operación permitió a los urbanizadores y propietarios triplicar el número de viviendas previstas en sus propios solares mientras que se relegaban los futuros parques a esta zona junto al cementerio, que está además sin ejecutar y parcialmente «invadida» por la ampliación con nuevos nichos. Donde el PGOU recogía un máximo de 168 viviendas se pueden hacer 508.
En un principio, esta situación no tendría que entrañar ningún problema administrativo grave, aunque las tasas por nichos se están abonando en una zona que estrictamente no está destinada a equipamiento municipal.
Hundimiento
Además, cuando el municipio se llegue a plantear alguna vez la ejecución de la zona verde deberá «rodear» el rectángulo que sobresale del cementerio y que ocupa una parte del terreno.
No parece que al Ayuntamiento le preocupe especialmente esta chapuza administrativa y urbanística, que se deriva de una gestión de anteriores equipos de gobierno.
La situación del camposanto está de actualidad porque los dos temporales que azotaron la comarca en diciembre y enero provocaron el hundimiento de los nichos, que han tenido que ser asegurados con puntales para evitar su caída. El Ayuntamiento ha tenido que exhumar los restos 27 vecinos para preservarlos en una zona en la que hay dispuestos en torno a cuarenta.