La batalla por el control del Santo Hospital Residencia La Inmaculada está servida. Quien ha sido su director en los últimos años Rafael Prats, tuvo que dejar sus funciones por motivos personales hace unas semanas y está de baja. La Fundación que gestiona el geriátrico está presidida por el alcalde José Manuel Dolón (Los Verdes), además de contar entre sus miembros al párroco de la iglesia de La Inmaculada, Manuel Martínez Rocamora, concejales del equipo de gobierno y religiosas de la congregación de las Hermanas Carmelitas Misioneras Teresianas.
De carácter privado, es el segundo geriátrico más importante de la ciudad con más de setenta plazas disponibles y una treintena de trabajadores. El geriátrico escogió entonces como nueva directora a Loli Albaladejo. Abogada y edil del equipo de gobierno durante el anterior mandato del PP y estrechamente vinculada a esta formación desde hace muchos años. Hoy está prevista una reunión de la misma Fundación para destituir a Albaladejo.
Un desenlace impulsado por el concejal de Alternativa Popular y exedil del PP, Domingo Soler. El argumento que se va a poner sobre la mesa para prescindir de Albaladejo es que no cumple con el perfil para el cargo. La dirección está remunerada con unos 1.400 euros al mes. La intención de Domingo Soler es que sea alguien afín y de confianza del gobierno actual el que se haga cargo de la dirección de la institución. Fue Soler el que denunció un supuesto amaño de votos en este residencial por parte del PP en las elecciones municipales de 2015, en un asunto archivado por los juzgados.
Desde que comenzara el actual mandato el Ayuntamiento ha intentado aclarar la situación jurídica de la Fundación y las interioridades de un geriátrico. Supuestamente arrastra irregularidades contables y de gestión, aunque la nueva dirección política en la Fundación no ha informado de ellas.
Por ejemplo, en su día, la dirección sólo llegada a aceptar a nuevos residentes a cambio de que supuestamente los beneficiarios depositaran propiedades como aval, aunque en su información institucional mantiene que el acceso depende de la situación del solicitante y del visto bueno de la junta directiva.
Permuta
Las actuales instalaciones del geriátrico son fruto de un acuerdo de permuta entre el Ayuntamiento y la congregación, ruinoso para el municipio en estos momentos. A principios de los noventa el Ayuntamiento recibió un edificio en el centro de Torrevieja, el antiguo hospital, a cambio de que las monjas pudieran contar con un suelo en el que construir la nueva residencia y un colegio concertado.
El edificio, conocido popularmente como el Hospital de las monjas, de planta baja y una altura apenas tiene en estos momentos uso municipal, más allá de locales en muy malas condiciones para el ensayo, cedidos a varias corales de Torrevieja. El municipio, renunció a utilizar la parte superior y cerró un bajo que acogía Centro de Innovación y de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Citic), en febrero de 2014. De ese terreno que recibió la congregación el geriátrico y el colegio se apropió de viales públicos y una zona verde que solo pasaron de nuevo a manos municipales tras un expediente del Ayuntamiento, que se dieron cuenta de que ese suelo pertenecía al inventario municipal, pero estaba cerrado al público.
