Hace tiempo que sospechaba que el portavoz pepero cuando habla no sabe muy bien qué es lo que articula su lengua. Como si el contenido no fuese al compás del exceso de gomina y se perdiese en cuando la O se escapa del canuto. Debe ser una consecuencia de haberse dedicado toda la vida a aplaudir al expresidiario Hernandez Mateo y no conocer otra profesión que la política.

En los últimos plenos he tenido varias constataciones fácticas de esta sospecha. La primera evidencia fue cuando le pedí que leyera el texto de un fax sobre el que acababa de hablar y ni siquiera fue capaz de localizar lo que le preguntaba, ¿dificultades de comprensión lectora?. La segunda, cuando mostró una foto mía para criticar mis tacones diciendo que estaba en la duna de la mata cuando estaba en la zona norte del paraje natural del Molino del agua. Parece que el pata negra no conoce tan bien el término municipal o se quedó deslumbrado por mis tacones.

La última constatación fue durante el pleno extraordinario solicitado por el PP después de más de un año de oposición. No lo habremos hecho tan mal cuando han dejado pasar en blanco el primer año de oposición sin fiscalizar nada de nuestra gestión en pleno extraordinario.Durante toda su intervención pretendió descalificar al alcalde diciéndole que parecía «Don Erre que Erre». Es evidente que no conocía el argumento de la película porque en ella Paco Martínez Soria era un testarudo ciudadano que defendía hasta las últimas consecuencias lo que creía justo.

Concretamente entablaba una lucha contra un poderoso banco que no quería devolverle las 257 pesetas que le habían robado en sus oficinas cuando estaba retirándolas. Así que lejos de ofenderle con dicha comparación debería de haberse dado cuenta que los de izquierdas tenemos esa manía de defender hasta las últimas consecuencias lo que consideramos justo, incluso cuando los que tenemos enfrente sean empresas del IBEX.

Estaremos erre que erre para que todos los ciudadanos de Torrevieja sean tratados igual, para regularizar las situaciones contractuales, para que no haya políticos que acaben en la cárcel porque amañan contratos, para que no se dilapide el dinero público en ideas estrambóticas del iluminado de turno, para que no se hagan autorizaciones en servilletas de bar.

Nosotros no consideramos que la verdad o el poder pertenezcan a nadie por herencia genética, y actuamos escuchando al ciudadano, anteponiendo el interés de la mayoría al de sus amiguetes. El alcalde de Torrevieja y este gobierno representan un giro copernicano para la política. Donde antes había prepotentes, chulos y corruptos ahora hay personas cercanas, humildes, honradas, un alcalde que atiende a todo el mundo y se deja la vida por los demás. Por mucho que lea o viaje Eduardito -y falta le hace- jamás podrá alcanzar la sombra del alcalde que hoy día tiene Torrevieja.