Era una tendencia que se vislumbraba en el último año y que se ha confirmado con los datos del padrón municipal de este mismo mes de diciembre. La comunidad de residentes rusos empadronados ha superado a la británica en Torrevieja. En la ciudad residen 5.053 rusos y 4.785 británicos. Prácticamente desde que comenzó a aterrizar el turismo residencial en la ciudad, tímidamente en los años setenta, y con fuerza en los ochenta, la comunidad británica se consolidó como la principal de residentes extranjeros en la ciudad, sobre todo, atraída por la gran oferta de vivienda asequible a todos los bolsillos. Los ingleses llegaron a superar los 13.000 censados solo hace tres años. Ahora representan muchos menos de la mitad -empadronados-. La evolución de la comunidad rusa ha sido distinta. Creció mucho desde mediados la década pasada y se ha estabilizado en los últimos años, con la devaluación del rublo, en torno a los cinco mil vecinos. Su número, incluso ha descendido en algo, pero no al ritmo de la población británica.

Cifras infladas

Los cambios demográficos que reflejan las cifras de este mes no quedan ahí. Durante más de una década la población de las distintas comunidades extranjeras -también son muy importantes las nórdicas, además de norteafricanas, países del Este y Sudamérica- sumaban más de al mitad del censo total. Suponían el 53% del total en 2012. Ahora los españoles representan el 59%.

Por primera vez también desde los años noventa, los datos locales del censo municipal y los oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE) se equiparan. El desfase entre ambas estadísticas llegó a situar el padrón municipal con 20.000 vecinos más que el registro municipal. Ahora, lo nuevos datos del INE sitúan a la ciudad con 84.000 vecinos, como avanzó este diario ayer -con una pérdida anual de 4.000 residentes-, mientras que el padrón recoge a 86.000 -y bajando-.

En la depuración de estos censos -cuyo desfase al alza interesaba al municipio para recibir mayores transferencias y competencias- han confluido dos variables. La primera y principal, la exigencia del INE de corroborar que los residentes que estaban empadronados siguieran residiendo en la ciudad. Algo que afectaba especialmente británicos, con costumbre de alternar temporadas en España y su país de origen. Miles de ellos han «desaparecido» del registro. El otro factor, con menor incidencia, son «las bajas», no cuantificadas, producidas por la salida de Reino Unido de la Unión Europea y la incertidumbre que provoca esa situación.