La décima edición de la prueba deportiva Orimuela, cuya línea de meta se sitúa en la cima por excelencia de Orihuela, la Cruz de la Muela, reunió ayer a cerca de 200 corredores en una prueba de montaña en la que solo los más valientes se atrevieron a salvar los 300 metros de desnivel a lo largo de los 4.750 metros de recorrido.

Pese a que el recorrido pueda parecer corto, comparado con otras carreras que suelen rondar los 10 kilómetros, la dificultad de esta prueba radica en su tipología, pues al ser de montaña, y tener que salvar ese desnivel en tan poco recorrido, supone toda una prueba física, pues en algunos tramos de subida la pendiente llega a alcanzar el 50%.

Aun así, no faltaron los corredores habituales que, desde primera hora de la mañana, se concentraron frente a la subida a la sierra oriolana, en Montepinar, para realizar la carrera. Todos ellos mayores de 17 años, pues la prueba contó con seis categorías, junior, juvenil senior y tres rangos para veteranos. Cada una de estas categorías tuvo su particular podio, aunque el mayor premio fue el poder disfrutar de una jornada que aunó deporte, montaña, y uno de los parajes más característicos de la ciudad, que supone un mirador sin igual no solo de Orihuela sino de parte de la comarca de la Vega Baja. La jornada concluyó con la entrega de regalos y avituallamiento para los participantes, lo que alargó la cita durante toda la mañana.