Numerosas grietas se están abriendo paso entre los muros de la sede de la Hermandad del Cristo de la Buena Muerte de Orihuela. El inmueble está ubicado junto a la falda de la Sierra, a espaldas de la Iglesia de Monserrate, y cuando llueve el torrente de agua impacta contra la fachada de la vivienda y se filtra por las paredes, provocando cada vez más daños. Los vecinos de la calle Torreta aseguran que el problema se viene produciendo desde hace dos décadas, cuando el Ayuntamiento derribó varias casas viejas y utilizó sus escombros para levantar la nueva calle, elevando su nivel más de un metro. Al parecer las aguas pluviales se cuelan en el subsuelo y afectan a la construcción.

El colectivo cofrade y los residentes en este área llevan años esperando que se ejecute una obra en el vial que haga frente al problema, pero las soluciones no llegan y la preocupación por conservar su patrimonio aumenta.

A los perjuicios que está causando el agua pluvial se suma el hecho de que cuando se registran precipitaciones los vecinos ven como diversas piedras sueltas caen hasta la calle por la que tienen que pasar para entrar o salir de sus casas. Unas son de la propia Sierra. Otras se desprenden de los restos de la muralla que bordeaba el antiguo Castillo. Hace algunos años se cubrió parte de ese muro para evitar la caída de piedras pero dejaron una parte descubierta para que se viera cómo era en la antigüedad, y es esa parte la que también registra ahora desprendimientos.

Soluciones

«Si no hay solución la sede de la Hermandad se acabará viniendo abajo. Hay un proyecto planeado desde hace 20 años y van pasando las legislaturas pero las soluciones no llegan». Así se expresó ayer Lucio Sarabia, quien dijo que tal es el miedo de los cofrades que este año han suspendido la puesta de su Belén en la sede, que era visitado por numerosos colegios, por miedo a que pueda ocurrir un accidente y resulte perjudicado algún menor. A este hecho se le suma que en esa pequeña calle existe una casa en ruinas, bordeada por un precinto de la Policía Local, que piden que se derribe para evitar peligros.

La concejala de Cambiemos, Marta Guillén, acompañó ayer a los vecinos para conocer sus reivindicaciones. La edil manifestó su «indignación» tras conocer a fondo este caso. Recordó que en la legislatura pasada se diseño un proyecto que proponía la ejecución de una red de alcantarillado que evitara que las aguas pluviales perjudicaran a los bienes inmuebles y el refuerzo de muros para que no cayeran piedras. Pero nada se hizo. La consignación presupuestaria de 20.000 euros para arreglar la calle y afianzar los restos de la antigua muralla han sido destinados a otros proyectos por el gobierno de Emilio Bascuñana, según la edil.

«Los vecinos están viviendo unas situación lamentable que afecta a sus vidas y a su bolsillo por los desperfectos y sin embargo parece que desde el gobierno se retrasan las obras porque Bascuñana dice que costarían más de 250.000 euros», prosiguió Guillén. La edil dijo que hay que poner este problema en la lisa de prioridades porque afecta a los vecinos que residen aquí y a todos los que vienen para utilizar los salones de la Hermandad como espacio cultural.