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Campus de Orihuela

Vidas de estudiante en Orihuela

Los dos campus de la UMH en Orihuela, el de Las Salesas y el de Desamparados reúnen cada día en la ciudad a centenares de estudiantes

Vidas de estudiante en Orihuela

El comienzo de la vida universitaria supone para muchos alumnos un cambio de domicilio para poder acudir a su centro de estudios cada día. Si bien las dos facultades de la Universidad Miguel Hernández que alberga Orihuela -la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas y la Escuela Politécnica Superior- no destacan por contar por miles el alumnado, como la sede ilicitana o la Universidad de Alicante, sí se cuentan por varios centenares. Muchos de ellos provienen de fuera de la ciudad, y la distancia y la falta de transporte les obliga a instalarse en Orihuela.

La búsqueda de una vivienda donde residir durante el año académico es en muchos de los casos la primera asignatura que deben cursar estos estudiantes antes de iniciar su carrera universitaria. El alquiler de los pisos en el centro de la ciudad ronda los 400 euros al mes, tal y como confirma Manuel Maciá, un estudiante de tercero de Ciencias Políticas. El presupuesto de los estudiantes es escaso, por lo que compartir piso se convierte en la tónica habitual. Este alumno de Ciencias Políticas proviene de Novelda, y comparte piso con otras dos personas de Elda y de Torrevieja. En su caso, y para intentar ahorrar, este año abandonaron el centro de la ciudad para irse al Barrio de las Angustias, donde los alquileres bajan hasta los 350 euros.

Cada año se alquilan alrededores de un centenar de viviendas, según las inmobiliarias consultadas por este diario especializadas en alquilar pisos para estudiantes, y que gestionan la mayoría de estos alquileres aunque la proliferación de internet también ha hecho aumentar las transacciones entre particulares. Con estas cifras,. solo en alquiler de viviendas los universitarios dejan unos 400.000 euros al año en la ciudad.

Pero vivir en Orihuela no se reduce solo a alquilar una vivienda. La compra semanal supone un desembolso de unos 40 euros a la semana, 160 al mes, que multiplicado por centenares de alumnos suponen varios cientos de miles de euros al año para el comercio de la localidad. Aunque es necesario destacar, como reconoce una alumna recién llegada al campus «muchos preferimos que sean nuestros padres quienes nos hagan la compra y la traemos los fines de semana -en el caso de estudiantes de los alrededores y que están relativamente cerca de la ciudad-, así nos controlan el presupuesto y solo nos dan dinero para pasar la semana».

Almuerzos, algo para picar en la cafetería del campus o los «juernes» que definen la vida universitaria se llevan otra parte del presupuesto de los alumnos. Si bien es cierto que el ambiente universitario nocturno no es de los más vivos de las ciudades universitarias, ya que muchos coinciden en que «a nivel de fiesta y ocio Orihuela está prácticamente muerta», «hay un par de sitios donde poder ir», apunta Maciá.

El pub Suco es el lugar de referencia de las fiestas universitarias. De hecho, hace escasos días que acogió la fiesta de bienvenida del campus de Las Salesas. Para los más festeros, la fiesta sigue hasta altas horas de la madrugada en la discoteca junto a la estación de Renfe. En este tipo de ocio, pueden irse hasta 20 euros a la semana, señalan los estudiantes.

Recapitulando, estudiar en Orihuela cuesta, aquellos que tienen que establecer en la ciudad su residencia cuesta cerca de 450 euros al mes, que al año suponen más de un millón de euros para la economía local. A esto hay que sumarle el impulso que albergar a cerca de mil estudiantes que pasan cada día por los dos campus, y que, aunque menos sustanciosos, también generan ingresos a la ciudad en cuanto a la compra de material estudiantil, necesidades básicas, ocio y restauración.

Transporte

Manuel Maciá apunta a que una gran mayoría de los alumnos que vienen de fuera optan por quedarse a vivir en Orihuela, aunque muchos de ellos provienen de localidades relativamente cercanas. El motivo radica en la «mala comunicación y la falta de transporte público que conecte Orihuela con el resto de municipios», señala. Si bien es cierto que la línea de cercanías conecta ciudades importantes como Alicante, Elche, Callosa o San Isidro, otras como Torrevieja, más cercanas, no corren la misma suerte.

«Uno de mis compañeros de piso es de Torrevieja -a 35 kilómetros de Orihuela-, pero no tiene coche y entre que no hay muchos autobuses y que en nuestra carrera -Ciencias Políticas- las clases son por la tarde, está casi obligado a quedarse a vivir aquí».

En cuanto a los alumnos del Campus de Desamparados, el transporte público, el coche e incluso la bicicleta se vuelve crucial para llegar a la EPSO, a pocos kilómetros del centro de la ciudad, en la pedanía de Desamparados, por lo que su situación se complica un poco más en su día a día.

Obligaciones

Comenzar una nueva vida de estudiante fuera e casa trae consigo también la necesidad de asumir nuevas obligaciones. Entre risas, muchos estudiantes reconocer que la primera vez que hicieron algo tan simple como coger una escoba o hacer una comida «más allá de un huevo frito», fue cuando se vieron en la obligación de hacerlo., por lo que para muchos, la universidad «es un doble aprendizaje: el de carrera en sí misma, y de la vida en general».

Otros apuntan a que esas obligaciones han tenido que ir más allá, como la necesidad de «buscar un trabajo para poder pagar la carrera, la casa... Las becas no lo pagan todo», apunta otra alumna.

Los «trabajos de verano, de camareros, en heladerías, cubriendo vacaciones, en tiendas de ropa... suponen un alivio para muchos de nosotros, y también los hay los que trabajan durante todo el año los fines de semana para cubrir los gastos», apunta otro estudiante de cuarto que prefiere no dar su nombre.

«A veces es duro, y extrañar empezar de cero en otra ciudad, con otra gente... pero es solo al principio. Con el tiempo, lo que cuesta es volver a casa, una vez te has acostumbrado a ser independiente concluye otra alumna oriolana.

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