Cuenta Esopo en una de sus fábulas que había un perro que tenía la mala costumbre de morder a cualquiera que pasaba cerca de él. Entonces su amo le puso una campanilla para advertir a la gente de su presencia. El perro, sonando su campanilla, se fue a la plaza pública a presumir de ella. Mas una sabia perra, ya avanzada de años, al verlo pasar le dijo: «¿De qué presumes tanto amigo?, sé que no llevas esa campanilla por tus virtudes sino para anunciar tu maldad oculta».

El pasado sábado día 15 aparecía en INFORMACIÓN una noticia en la que el alcalde, Pedro Zaplana, exconcejal del PP y ahora en Alternativa por Catral y la concejala, Inmaculada Úbeda, exconcejal del PSOE, después exconcejal de Socialistas de Catral y ahora de nuevo en el PSOE, se mostraban manifestando que el Ayuntamiento de Catral ha abonado durante los últimos tres años una cierta cantidad de dinero por condenas judiciales.

Y entonces al señor Zaplana, sin darse cuenta, le tocó la campanilla como al perro. ¿Es que no se acuerda que en el mandato municipal 2007/2011 él formaba parte del equipo del gobierno del Partido Popular? ¿Es que ha perdido la memoria y no sabe que él era el número 2 de aquella lista, 2º teniente de alcalde de aquella Corporación y que nunca levantó la mano para mostrar su rechazo u oposición?

Ya saben los ciudadanos que la primera sentencia condenatoria al Ayuntamiento del entonces Partido Popular fue debida a la gestión directa del señor Zaplana como concejal delegado de Deportes.

Sí, véase el Diario Información de fecha 29 de marzo de 2009 y el del día 12 de mayo de 2012 que dice, sintetizando: «El Ayuntamiento de Catral ha sido condenado a indemnizar al antiguo director de la escuela de fútbol municipal (?) Los hechos se remontan a julio de 2007. Un año después el proyecto de la escuela de fútbol arrastraba un déficit de más de 50.000 euros». Esa fue la gestión del señor Zaplana y lo que precipitó el choque con el resto del grupo. Eso, amasado con un exceso desmedido de ambición personal y de egolatría.

Y se mantuvo en su cargo en el equipo de gobierno del PP hasta el final del mandato, en abril de 2011, sin presentar la dimisión aun cuando ya estaba forjando su nueva formación política. Legítimo pero poco ético. Cuando pronuncia la palabra dignidad también le vuelve a tocar la campanilla.

No quiero dejar de referirme a la otra parte coaligada con el señor Zaplana, la concejala del PSOE, Inmaculada Úbeda que se explaya del «perjuicio ocasionado a las arcas municipales por la antigua gestión del PP». Mire usted señor Úbeda, si eso que pregona con satisfacción contenida me lo llega a decir cualquier vecino, un niño o el que sea, no dudaría en pedir perdón por haberles defraudado en sus expectativas. Pero que esas palabras vengan de boca de una persona que ha estado consintiendo por acción y por omisión que en el municipio de Catral se haya producido el mayor expolio y el mayor quebranto para los intereses económicos de toda su historia, y no me refiero únicamente al dinerario, sino al quebranto patrimonial y paisajístico irrecuperable para nuestros hijos y nuestros nietos, eso señora concejala demuestra tener mucha, pero que mucha cara.

Y esto no se lo decimos los del Partido Popular, lo dice también su ahora «partenaire» señor Zaplana, quien presentó denuncia contra ustedes y lo dice, también, afortunadamente, muchos de su compañeros del PSOE que mantienen la dignidad y la ética. Aprenda o por lo menos sea prudente o le sonará también la campanilla para anunciar su maldad oculta. Y ahora me refiero al refranero español: «Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces».

La puesta en escena de esta coalición, al más puro estilo populista del señor Zaplana y la señora Úbeda, hablando únicamente del pasado, con medias verdades para ganar titulares de Prensa, viene a indicarnos la falta de proyectos futuros de esta coalición de gobierno para Catral.

Es hora de ponerse a trabajar, no digo solo en la labor cotidiana de mantenimiento, que sí, que también, pero esto no es únicamente lo que se espera de un equipo de gobierno. Hay que invertir y pensar en futuro y no ir andando de espaldas únicamente con la vista en el pasado.

Actualmente tenemos un pueblo totalmente paralizado, sucio y donde la gestión política brilla por su ausencia, sustentándose esta únicamente en las subvenciones de la Diputación. Una gestión donde también se abusa del trato de favor a determinada gente (admisión de la Escuela Infantil) y que por ser familia o miembros de su candidatura electoral obtienen beneficios y puestos de trabajo en detrimento de los demás vecinos de Catral.

Pido que se tenga altura de miras. Hay proyectos que son prioritarios y en eso merece la pena que luchemos por conseguirlo. Nos tendrán, pero déjense de inquinas que políticamente a nada conducen y nuestros vecinos lo ganarán. De lo contrario, no cesará de tocarles la campanilla.