El cangrejo azul ha comenzado a colonizar la bahía de Torrevieja y la playa del Acequión. «Era cuestión de tiempo», en palabras del biólogo torrevejense Juan Antonio Pujol, que documentó en diciembre de 2014 la aparición de los primeros ejemplares de esta especie invasiva en la desembocadura del río Segura. Este verano pasado ya se empezaron a ver ejemplares dentro del puerto de Torrevieja. «Ahora, gracias a los pescadores recreativos de los pantalanes del dique de Poniente», también se han podido capturar alguno de ellos. «Sin duda estará en más lugares del litoral», de Torrevieja y otras zonas de la provincia, según advierte Pujol.
Los próximos «pasos» será vigilar si asciende por el acequión de La Mata, el canal que comunica el mar con la laguna, algo que ya vigila el personal del parque natural. En esta zona de las lagunas, los aportes del mar rebajan la salinidad del agua.
Pero «sobre todo hay que vigilar hasta dónde es capaz de llegar ascendiendo por el acequión de Torrevieja» hasta la laguna, desde el interior de la zona portuaria, según la misma fuente. Este cangrejo de grandes dimensiones soporta condiciones de salinidad elevadas aunque en ningún caso las que alcanza la laguna de Torrevieja.
«Un dato curioso, también a tener en cuenta y al que hay que realizar seguimiento, es que se han detectado carcasas vacías en la propia playa del acequión, dentro del puerto de Torrevieja, indicando, en principio, la posibilidad de algún depredador natural», algo que por otra parte, es positivo porque resta efectivos a una especie invasora de gran envergadura, con respecto a otros cangrejos autóctonos. Es un cangrejo puede superar el medio kilo de peso y tienen su hábitat en la zonas litorales. Se alimenta de otros crustáceos, pequeños peces y material vegetal.
Desde que se descubriera hace dos años se ha ido avistado en toda la costa sur de la provincia, desde las salina de Santa Pola, pasando por las playas de Guardamar hasta el Mar Menor. Ya este verano se observaron los primeros ejemplares en el barranco de las Ovejas, a las puertas de la ciudad de Alicante.
Cuestión de tiempo
Con tonos verdosos, patas y pinzas azul zafiro de hasta 20 centímetros este cangrejo no ha «dado la cara» entre los miles de usuarios de la playa pero todo parece indicar que eso, también, es cuestión de tiempo. No es que vaya a atacar a los bañistas, pero no es improbable que algún usuario de la playa se tropiece con las pinzas de uno de estos cangrejos, que no son especialmente pacíficos. Los pescadores profesionales y los recreativos conocen el valor comercial de este cangrejo pero también de lo que son capaces. Destroza las redes que utilizan los trasmalleros para llevar a cabo su faena convencional. Las artes de pesca terminan agujereadas y como el fenómeno de su pesca es muy novedoso, y no está regulada, los pescadores tampoco se animan a utilizar otros dispositivos como las nasas. Paradójicamente, la legislación, como norma general, prohíbe la captura de especies invasoras para evitar su propagación a otras zonas.
Se vende bien
La diferencia entre esta especie, habitual desde la costa atlántica del Canadá al norte de Argentina, Japón, y otras invasoras y nocivas es que tiene gran valor gastronómico, y por lo tanto, también comercial.
En la subasta de la lonja de Guardamar se vende a15 euros el kilo. Con sabor a gamba, carne dulce y tierna, pero con más «molla» se puede encontrar entre los platos de algunos restaurantes.
El cangrejo azul, junto al famoso langostino de la desembocadura, se ha convertido en la estrella de esta subasta. La forma de introducción más aceptada para los ejemplares se relaciona con el transporte de larvas en el agua de lastre que utilizan los barcos mercantes procedentes de Estados Unidos. Pero tampoco se descarta su introducción de manera intencionada.
