La Virgen del Pilar de Benejúzar salió ayer al encuentro de los miles de romeros que la esperaban a las puertas de la Plaza de España ataviados con el pañuelo rojo y negro que caracteriza los colores de la hermandad. Lo hizo al filo de las nueve de la mañana, a hombros de los costaleros que portaban el sencillo trono de madera, y ante la mirada atenta y emocionada de los feligreses que cada 12 de octubre se congregan para arropar a «La Pilarica». La imagen emprendía así su camino de regreso hasta su ermita después de tres noches custodiada en la casa de la patrona de la localidad, la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario.

Aunque la previsión meteorológica amenazaba con aguar el inicio de la fiesta, lo cierto es que no llovió y la imagen pudo cruzar exultante el pórtico de la iglesia mientras se lanzaban globos y papelitos de colores. A su vez, un puñado de palomas emprendía el vuelo desde la misma puerta del templo, dejando de nuevo esa estampa única y característica que hace que a muchos les broten lágrimas de pura emoción.

La romería del Pilar en Benejúzar es una tradición religiosa que combina con el folclore mañico e invita a cantar y bailar la jota aragonesa, aunque en realidad va más allá. Se trata de una festividad que cada año atrae a cerca de 60.000 personas a este municipio de la Vega Baja, que se convierte en un punto de encuentro y convivencia para los vecinos y vecinas, y también para todos aquellos que llegan desde otras localidades de la provincia.

La fiesta está declarada de Interés Turístico Provincial y ha ido creciendo con el paso de los años hasta convertirse en un elemento distintivo de la cultura y la idiosincrasia benejucense. Cultura e historia que recuerdan cómo y por qué nació esta tradición en una de las etapas más negras vividas en el país.

La imagen de Nuestra Señora del Pilar llegó en 1939 de la mano de cinco jóvenes que mientras se encontraban presos en el reformatorio de Alicante durante la Guerra Civil, se encomendaron a la Virgen para poder salir vivos de aquel trance. Después de ser liberados y en cumplimiento de la promesa realizada a la Virgen, encargaron una talla de su imagen al escultor valenciano Enrique Bellido, a la que desde entonces se rinde culto en el templo parroquial de la localidad.

La devoción del pueblo de Benejúzar por Nuestra Señora del Pilar ha ido así creciendo con el paso de los años hasta dar lugar a la gran fiesta que supone hoy día. Una fiesta que cada 12 de octubre celebra su día grande con la romería que partió ayer desde el epicentro del municipio hasta el monte que lleva el nombre de esta Virgen. Se trata de un corto recorrido pero que se alarga durante cerca dedos horas debido la ingente cantidad de romeros que participan. A su llegada al templo, se ofició una eucaristía de campaña oficiada por el cura párroco del Sagrado Corazón de Torrevieja, Aurelio Ferrándiz. El rito se celebró al aire libre siendo cantada la misa baturra en honor de Nuestra Señora del Pilar.

A los miles de romeros y autoridades se sumaron de forma destacada la corte de mañas que dispuso de carrozas para realizar el recorrido, con Amaya Cámara Rodríguez como Mañica Infantil, y Begoña Ruiz Hernández como Maña Mayor, acompañada por José Manuel Valero Vidal. Todos ellos vestidos con los trajes característicos y portando consigo las castañuelas que ponen ritmo a esta celebración.

Y aunque fueron cientos de peregrinos los que se unieron a la romería desde primera hora de la mañana, también fueron otros cientos los que fueron llegando durante toda la jornada hasta la ermita para venerar la imagen. En la plaza del templo, el Grupo Folclórico Nuestra Señora del Pilar fue realizando distintas actuaciones que arrancaron el aplauso del público.

Al cierre de esta edición estaba previsto que se realizaran los actos de despedida a la Virgen del Pilar, con la salida de la imagen desde el santuario para que los romeros pudieran despedirse y encomendarse de nuevo a ella. Entre jotas y plegarias, tendría lugar el Fervorín de despedida de las fiestas y romería 2016 a cargo de Pedro Juárez y un sorteo de regalos. Como guinda final, se rezaría la plegaria la Santísima Virgen.