La «guerra» abierta por el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, contra el gobierno del Consell y en especial con Vicent Marzà por su política lingüística en la Educación, tuvo ayer otra intensa batalla durante el acto institucional del 9 de octubre, Día de la Comunidad Valenciana. Lo que el primer edil considera una «imposición» del valenciano por parte de Puig y Marzà, centró prácticamente la mitad del discurso institucional. Bascuñana advertía nada más comenzar: «como os habréis dado cuenta os estoy hablando en castellano porque aquí hablamos castellano, porque es la lengua que nos enseñaron nuestros padres, porque no sé hablar en otra y porque me gusta hablaros en castellano».

El tono del discurso fue calentándose paulatinamente, para «defendernos de radicales e intolerantes», en referencia al gobierno de Ximo Puig. El primer edil recordó que «las tradiciones y la historia de Orihuela, y de la comarca de la Vega Baja, exactamente igual que las de cualquier otro lugar de la Comunidad Valenciana, también deben ser respetadas (...). Hay valencianos que no hablamos valenciano, valencianos que no sabemos valenciano, o simplemente valencianos que nos sentimos incómodos y no queremos hablar en valenciano», apuntó.

Y, continuó Bascuñana, esos valencianos «hoy tenemos que soportar sus burdas maniobras -las del Consell- para imponernos el valenciano, (...) soportar sus maniobras de chantaje juntando los estudios de inglés con los de valenciano y sus veladas amenazas hacia al futuro de nuestros hijos si no hablan valenciano». La imposición que asegura que sufren desde el Consell, «solo demuestra intolerancia y totalitarismo».

Pero a pesar de estas duras palabras contra el gobierno de Puig y su uso del valenciano, y a pesar de que «en nuestra comarca predomina la lengua castellana», Bascuñana matizó que «no renegamos ni rechazamos la valenciana», pese a que sí dijo que le hacía sentirse incómodo y no quería hablarla.

Las críticas al gobierno de la Generalitat siguieron a lo largo del discurso, reivindicando la visita de consellers que «aún no conocen Orihuela», o exigiendo que se otorguen soluciones a la cesión del edificio de los antiguos juzgados o la casa natal de Miguel Hernández. Bascuñana también mencionó que «seguimos esperando que el centro de salud sea una realidad», centro que, tras más de una década en barracones, comenzó su construcción a finales de septiembre», y pidió «que se nos trate en igualdad de condiciones en nuestra comunidad» para que no «haya ciudadanos de primera ni de segunda».

La última parte del discurso institucional se centró en resaltar los logros deportivos y culturales de los oriolanos en este último año, así como en la importancia del reto de la ciudad en volcarse en el 75 aniversario de la muerte de Miguel Hernández el próximo año.