Todo, y a todos los niveles, se está tambaleando. No resultan extrañas las sacudidas que vienen zarandeando la gobernabilidad del Ayuntamiento de Torrevieja. El último «esclafinaso» ha puesto a los pies de los caballos al alcalde de la ciudad, José Manuel Dolón García, y está protagonizado por los dos ediles de Sueña Torrevieja, componentes del pentapartido que le mantienen en la Alcaldía.

Ambos concejales, Pablo Samper y Alejandro Blanco, según el alcalde, pretendían que incurriera personalmente en responsabilidad penal. Le exigían que firmara la ampliación del servicio de monitores sin contrato. Comprendo el interés y desvelo de Pablo Samper, primer teniente de alcalde, por el deporte local y las incómodas presiones de todo tipo que debe de estar soportando de tantos papás y mamás, cuya aspiración es ver a sus hijos en la elite del deporte. También veo la labor de Alejandro Blanco al frente de Cultura y le aplico la frase evangélica de: «Por sus obras le conoceréis», cuando esporádicamente ojeo el semanario municipal Vista Alegre -pese a anunciar cambios desde hace un año cada uno va por su lado en este asunto-.

Hasta ahora, de una forma que pocos se explicaban, los cinco partidos del gobierno habían dado la apariencia de entenderse para gestionar. Algo que se ha perdido. Dolón García tiene otra papeleta más y está tratando de resolverla, cuestión difícil pues se trata de un problema de confianza mutua. Sueña Torrevieja, a la que el primer edil le ha tendido un puente de plata para que se vaya con viento fresco, lo tiene más difícil tras amagar con romper la baraja. Ahora da la sensación de que se ha metido en un jardín del que no saben salir.

Las formaciones políticas de carácter local, caso Sueña Torrevieja, suelen tener poco recorrido. Este nuevo partido, una escisión del PSOE, no ha amenazado con propiciar una moción de censura, para aupar al cada día más impaciente grupo municipal del Partido Popular al sillón presidencial. Un hecho así les lapidaría políticamente, aunque podría darse por lo que cualquier cosa puede pasar.... sólo hay que ver lo que le está pasando al PSOE a nivel nacional.

No alcanzo a comprenderlo, pero todo fue desalojar a los populares de sus funciones de gobierno y comenzar a aflorar los problemas administrativos. Actualmente en el departamento de Contratación se encuentran acumulados, según el alcalde, uno tras otro, en torno a los 350 expedientes por tramitar.

Recuerdo cuando a raíz de una moción de censura el PP desbancó a los socialistas del Ayuntamiento (curiosamente con el apoyo de la exalcaldesa del PSOE, Rosa Mazón) y acometió su primera obra municipal. Fue una remodelación de la calle de «Los Pilonicos», hoy Torrevejenses Ausentes. Aquel trabajo tan simple se prolongó por la gestión administrativa. Al concluir, el entonces alcalde Pedro Ángel Hernández Mateo me dijo: «Esto a mí no me pasa más». Desde entonces políticos con mando en plaza y funcionarios con poder de decisión se blindaron.

Ejemplos del cumplimiento de aquella determinación los tengo a raudales, aunque aquel alcalde incumpliera para ello lo que no está escrito. En la actualidad, casi todos los procedimientos de contratación sufren desesperantes demoras y cuando parecen estar concluidos surgen errores que los invalidan.

Hemos entrado en una dinámica donde ya nada puede ser casi gratis. Lejos quedan los tiempos cuando todas la mañanas un autobús municipal transportaba a tres jubiladas para utilizar el Palacio de los Deportes. No vivimos en los países nórdicos y además se avecinan, económicamente hablando, tiempos borrascosos.

José Manuel Dolón y Pablo Samper prometieron solucionar el problema de las Escuelas deportivas y con ello evitar una manifestación. Deberían haberse plantado y no lo hicieron. Que nuestros dioses nos cojan «confesaos».