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Torrevieja

El pailebote «Pascual Flores» hace aguas

La singladura a un varadero decidida por el anterior equipo de gobierno provocó nuevos problemas de estanqueidad en el casco

Imagen del pailebote Pascual Flores captada desde la lonja pesquera y que forma parte de los museos flotantes TONY SEVILLA

Las bombas de achique de agua del pailebote Pascual Flores Pascual Floresse activan a diario de forma automática. Apenas desalojan 120 litros diarios de agua. Un caudal pequeño pero que dice mucho del estado de conservación que presenta el casco. Estos dispositivos situados en la sentina solo se activan en caso de emergencia o en embarcaciones con mucha actividad y antigüedad a cuestas. De hecho, si no se pusieran en marcha el barco se hundiría, sin haber llegado a navegar apenas, en el dique del Museo Flotante en el que está «expuesto» al público, sin poder ser visitado, por estas deficiencias.

La principal causa de estos problemas de estanqueidad en el casco se derivan de la singladura que realizó el barco a Algeciras a principios de 2015 precisamente para comprobar su estado y ser varado en seco. Durante el trayecto, tanto de ida como de vuelta, según ha podido confirmar INFORMACIÓN, las bombas de achique de agua tuvieron que estar activadas 30 minutos de cada hora del trayecto de navegación.

Solo la actuación de urgencia para resolver esos problemas de filtraciones en la madera de teca y el cambio de los tres palos, muy deteriorados, requieren una inversión de más de cincuenta mil euros. Esa reforma permitiría, al menos, contar con las certificaciones de flotabilidad que garantizarían la visita al barco y su interior sin ningún tipo de riesgo para los visitantes y que el barco no solo sea una hermosa postal en la bahía de Torrevieja -el barco es reclamado hasta para la celebración de eventos como bodas, algo que se podría incluir en la ordenanza municipal de recintos para este tipo de usos con fianza previa-.

Las mismas fuentes indicaron que la Fundación Nao que varó el barco en Algeciras solo comprobó su estado, sin llegar a realizar ningún tipo de actuación de reparación de urgencia y que esa singladura empeoró su estado porque hasta ese momento el pailebote no había navegado -más allá de una revisión inicial en Dénia-. Algo que provocó que la madera del casco se moviera y asumiera mucho más agua de la habitual.

De momento, ese proyecto de visitas es el único previsto para poner en valor el pailebote tasado en el inventario municipal de bienes en más de cuatro millones de euros. El barco original, construido en Torrevieja a principios del siglo XX y comprado en 1999 por 120.000 euros a un particular en Reino Unido, terminó en un vertedero de Bigastro. El que se puede contemplar ahora es una réplica, cuya construcción fue adjudicada a la empresa JOST y subcontratada a un astillero de Águilas. Inicialmente iba a ser «el castillo de Torrevieja».

Una vez concluido, en torno a 2008, el objetivo del proyecto cambió, pero nunca ha servido a los objetivos con los que el entonces alcalde Pedro Hernández y el presidente de la Generalitat, Francisco Camps justificaron su construcción: la creación de una alta escuela de vela del Consell. El PP intentó que finalmente tuviera una función con su cesión sin coste de mantenimiento por parte de la Fundación Nao, algo descartado por el actual gobierno.

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