¿Qué es una cosa verde por fuera, «colorá» por dentro, pepita negra melón de agua? La pregunta se la dirigíamos a aquella buena persona y siempre nos contestaba lo mismo : «Un submarino, ¡Primo!». La pandilla le llamaba el Guchi Guchi. Escribo de tiempos lejanos, cuando en Torrevieja quienes carecían de entendederas campaban a sus anchas, por aquellas calles azotadas por las «espolsagueras», y que convivían como un vecino más.

En los actuales tiempos, donde nadie parece conocer a nadie, este tipo de personajes se ha difuminado hasta el punto de pasar desapercibidos. Vas por la calle y te espetan: «Han jodido al pentapartido tumbándoles los presupuestos del Ayuntamiento y el municipalizar las basuras ». Lo dicen como si el tema ni les fuera ni viniera porque si pensamos un poco a todos no va a afectar la medida.

Parece como si tuviésemos un ramalazo del Guchi Guchi. No nos hemos dado cuenta de que el mayor beneficiario de esta medida es la actual empresa ¿concesionaria? de la ¿limpieza? integral de la ciudad, Acciona.

La citada multinacional, tras prorrogar anualmente su contrato en dos ocasiones tras cumplirse los diez años de vigencia contemplados en el pliego de condiciones, sigue al frente del servicio de recogida de las basuras. Debe estar muy «entrapisao» su nuevo acuerdo temporal con el Ayuntamiento cuando ni tirios ni troyanos dicen ni pío sobre sus condiciones. Acuerdo, que no contrato, porque no puede haber contrato, ni prórroga, ni prórroga tácita.

Ni las fuerzas que conforman el pentapartido han dado detalles sobre el montante económico, ni sus valedores Partido Popular y Ciudadanos -que no lo saben-. Cuando se carece de información, como en este caso, cada cual puede sacar sus conclusiones. A este respecto opiniones las hay de todo tipo, siendo la predominante que Acciona y su equipo jurídico van a sacarle, legalmente, hasta los «ámagos» al Ayuntamiento... económicamente hablando.

PP y C's, con sus votos y en su papel de teloneros o polichinelas, han tumbado los presupuestos por abarcar en ellos la iniciativa política de crear una empresa pública de limpieza. Lo visto, oído y leído induce a pensar que los argumentos utilizados por la edil del C's, Pilar Gómez, de quien se debe resaltar y agradecer que no ofenda cuando habla, no dejan de ser juegos florales y responden a la estrategia del niño cogido en una falta que se excusa diciendo: «Yo no he sido».

Las justificaciones del PP, aderezadas con insultos caducos e irrisorios como los proferidos por Luis María Pizana al alcalde José Manuel Dolón, dan fe de su talla política, unida al temor de verse salpicado por alguno de los «chorlitasos» de excrementos cuando estalle el tema que nos ocupa.

El problema de las basuras ha sido y sigue siendo a día de hoy una escopeta «montá», un polvorín, como decimos por aquí. Con ellas ya se embadurnó el exalcalde Pedro Ángel Hernández Mateo, al que el pentapartito públicamente sitúa en la trena todavía, sin que el PP lo rectifique. A Hernández, de no ser por estos «residuos», Torrevieja le hubiera levantado un Palacio Real.

Tal y como está el patio no sería de extrañar que al margen de los contenciosos pendientes entre Acciona y el Ayuntamiento estalle otro conflicto antes de que el gobierno municipal culmine el proceso de adjudicación de esta suculenta contrata cuyo pliego de condiciones está por salir a licitación pública.

Al comenzar a escribir la columna me vino a la mente la figura del Guchi Guchi. Acabándola he recordando a Juanico «El Mamprés», durante mucho tiempo el basurero municipal de Torrevieja. Aquel hombre tenía fama con su carro tirado por una mula de ser quien mejor cumplía su trabajo en la ciudad. Fue un tipo curioso. En su cama, comentaban, dormían él, su mujer y el compañero sentimental de ella. Antes se decía querido.