La orilla este de la laguna de Torrevieja se ha convertido en los últimos años en una zona de baño alternativa para cientos de visitantes. Se acercan atraídos por la tranquilidad del paraje y por la fama de terapias populares que tienen en el agua de salmuera y en los lodos de los alrededores su principal razón de ser. Pero esta actividad de ocio, cuya práctica se multiplica entre los meses de junio y octubre, se realiza en zonas que no están habilitadas para este tipo de baño.
Sobre el papel el baño no está permitido en la laguna salada, ni permitido el paso por el terreno circundante. Pero los residuos que dejan a diario los bañistas se acumulan por los rincones, en especial grandes envases de plástico vacíos utilizados para transportar agua potable con la que limpiarse los lodos y la sal de la piel. Y el ir y venir de cientos de personas cada día deja una huella más que visible en el entorno de este exclusivo paraje natural.
La prolongación de la temporada de baños hasta bien entrado el otoño aprovechando que la temperatura del agua de la laguna rosa es más elevada que el agua del mar, acentúa el impacto negativo de esta actividad. Los terrenos forman parte del Parque Natural de las lagunas de Torrevieja y La Mata, y pertenecen a Patrimonio del Estado, bajo concesión de la actividad industrial desarrollada por las salinas de Torrevieja. La empresa no controla el paso de personas hacia las orillas, porque los trabajos se centran en las zonas más alejadas de tierra. Pero las inmediaciones de la laguna no están preparadas para recibir tantas visitas. Los caminos de tierra se abren entre los saladares desde la urbanización La Torreta III, donde los bañistas aparcan cómodamente sus vehículos. Nada impide el acceso, y la vigilancia de la prohibición es nula. La mayor afluencia se produce al caer la tarde. Los mismos baños también se han popularizado en la orilla opuesta, zona Lagosol-Los Balcones, donde las patrullas de la Policía Local sí han apercibido en alguna ocasión a los visitantes.
Con un agua de intenso color rosado y una temperatura que puede rozar los 25 grados, el baño en la laguna es una experiencia cuyas bondades han sido alimentadas por el boca a boca. Los bañistas -sobre todo españoles, rusos y franceses-, flotan por la salinidad de unas aguas que además no alcanzan el metro de profundidad. Las garrafas vacías que se amontonan junto a la orilla forman parte del ritual de baño. No existe ni un contenedor. Romper una prohibición que nadie respeta es fácil. Más todavía cuando las apacibles imágenes de los bañistas flotando en la laguna han servido en algunos ámbitos para la promoción turística de Torrevieja.
La valla perimetral del parque natural ha desaparecido en muchos puntos y en otros está muy deteriorada. El ayuntamiento de Torrevieja hizo un intento de explotar turisticamente la afición por el baño en aguas de saladar y el uso de lodos que se saldó con la construcción fallida e ilegal del parque de relajación, ahora abandonado muy cerca de la zona en la que la gente se baña.
Las visitas a esta zona de la laguna llegan también en busca de la postal y la mejor fotografía de Torrevieja. La de sol poniente sobre Sierra Escalona y el contraste del rosa de la laguna con el blanco de la sal en las orillas. Un paisaje único y que tampoco se salva de los efectos de la masificación.
