Ya se debe esperar el despuntar del alba para salir a la calle. El sol tarda más en elevase sobre el horizonte marino, despegándose lentamente del agua y retrasando su salida. Torrevieja, a pesar de la evidencia de los efectos del cambio climático, huele a otoño, y como es norma cuando se avecina la nueva estación, comienza un nuevo año, pues nuestro calendario particular se rige de verano a verano.

Llegada esta época es tiempo de balances. Si la pasada semana dejábamos constancia, empíricamente, a ojo, de que la temporada estival había sido buena para Torrevieja -en general por la afluencia el turística- el Ayuntamiento lo ha corroborado con datos. Durante los meses estivales se ha alcanzado el récord de recogida de basuras, llegando un día -el 14 de agosto- a retirarse al vertedero 222 toneladas. A nivel global este incremento ha alcanzado un 6,9%. Lo de la ocupación hotelera no es significativo en una población enfocada al turismo de segunda residencia y donde apenas se cuenta con unas 1.700 plazas que sólo se ocuparon al completo durante el puente de agosto, mientras en el cómputo total del verano lo estuvieron al 85%. Las cifras expuestas responden a una realidad. No ocurre los mismo con los referentes al consumo del agua, donde se dan muchos factores e incluso su uso puede ser controlado por los consumidores. Aún así el volumen de metros cúbicos consumidos ha aumentado respecto al pasado verano.

Otros datos son los ofrecidos por las oficinas de turismo. Si, como sería de esperar, quienes están al frente de estos puntos de información a los visitantes han dejado de recibir consignas políticas sobre los datos a ofrecer a la opinión publica, deberíamos tener en cuenta que en la principal de ellas, la situada en el paseo de Vista Alegre, en el antiguo restaurante Miramar, acudieron un día, el 9 de agosto, un millar de personas solicitando información. Lo curioso es que la mayoría son nuevos -los habituales no acuden a informarse- y tenían procedencia francófona: belgas, franceses y franceses de origen magrebí, lo cual puede ser interpretado como tendencia de un nuevo segmento turístico a establecerse aquí.

Si al comienzo de un ejercicio se revisan por dónde han ido los tiros del que termina del último también se deben abordar los temas pendientes cuya lentitud agrava los problemas y estrangula la gestión normal de la ciudad.

Torrevieja se ha configurado como una ciudad de servicios y en torno a la calidad de ellos crecerá o se irá hundiendo lentamente. El principal problema es no contar con el desdoblamiento de la variante de la CN-332 y los accesos desde la CV-95. El turismo residencial, de clase media y alta, se concentra en la costa sur del distrito marítimo de Torrevieja, hoy Playas de Orihuela.

No hace falta ser un «ampla» para pensar a quien o quienes le puede apetecer al caer la tarde de un día de verano venirse de tiendas o tapeo a Torrevieja teniendo que invertir cerca de una hora para recorrer un trayecto de menos de 10 kilómetros. Sólo lo realizan aquellos que lo hacen por obligación. Es muy larga la lista de deberes por hacer en esta gran ciudad por su número de habitantes. A este paso esperemos que los doce mil alumnos que el jueves comenzaron el curso cuando acaben su formación sean otros los retos a superar.

Siempre me ocurre lo mismo: En septiembre añoro volver a la escuela y me quedo con las ganas de decirle a los niños «esperadme que me voy con vosotros».