Hace unas semanas Torrevieja aparecía todavía en la parte alta de la tabla de municipios con mayor deuda financiera de las grandes ciudades de España, las que superan 75.000 habitantes. Sus números rojos la colocaban también entre las seis más endeudadas de la Comunidad Valenciana. De una sola vez, con una decisión en el último pleno, el heterodoxo gobierno de cinco partidos cuatro de izquierdas y uno conservador, ha decidido quitarse el lastre de dos créditos que sumaban 17 millones de euros largos. Saldado este pago, Torrevieja debe ahora a los bancos 35,4 millones de euros, según confirmó a este diario el concejal de Hacienda, José Hurtado Paredes, cuando en 2012 arrastraba una deuda de más de 72 millones. Más de la mitad ha desaparecido, 37 millones de euros menos en cuatro años, lo que a efectos prácticos significa que la deuda viva del municipio, osea el porcentaje que se tiene que pagar a los bancos del presupuesto municipal anual que maneja un ayuntamiento, es hoy del 34%, cuando en su día llegó a rozar el 100%.
Ejemplos de municipios endeudados similares hay muchos. Benidorm, 78 millones de euros; Torrent, 49 millones ; Gandía, 250 millones de euros; Orihuela, con menor población que Torrevieja, 40 millones. Echando un vistazo a las cuentas de ciudades de similar entidad se comprueba que el ayuntamiento torrevejense no es el más saneado, pero el municipio ha pasado a ser uno de los que menor presión fiscal por habitante soporta. Ésta, la deuda que ha de pagar cada ciudadano, se ha rebajado de una tacada en casi 200 euros. De 658 euros a mediados de 2015 por vecino a 395 euros -con el censo oficial de 88. 447 vecinos del INE, sin considerar que el padrón municipal contabiliza a julio de este año a 97.000 habitantes.
En un mundo al revés desde el punto de vista ideológico, el PP ha arremetido contra la decisión del gobierno de PSOE, Verdes, IU, Sueña Torrevieja y APTCe de entregar esa cantidad millonaria que se le debía a los bancos para librarse de esos dos créditos. Un «regalo», aseguran los populares, que el Ayuntamiento ha hecho a las entidades financieras, y que, dicen, podría haberse destinado a inversiones en la ciudad. Mientras, es ahora el concejal ecologista de Hacienda, José Hurtado, muy crítico en su día con el gasto financiero del Ayuntamiento, quien defiende que saldar la deuda con las entidades de crédito es una de las prioridades y obligaciones legales de un municipio, además de pagar las facturas, a la hora de distribuir el gasto. «El mejor cliente para un banco es el que siempre tiene por pagar un crédito», ha recordado.
En realidad la situación económica de las arcas municipales es mérito del anterior equipo de gobierno, tanto como del actual, aunque ni PP y pentapartito se lo van a reconocer al enemigo político. También podría decirse sin embargo que de ninguno de los dos.
El anterior concejal de Hacienda y actual diputado nacional Joaquín Albaladejo, acuciado por las sentencias judiciales incumplidas durante los mandatos de Pedro Hernández Mateo, empleó todo el remanente de tesorería en liquidar una deuda por el pago de expropiaciones de terrenos por más de 40 millones de euros, además de afrontar un plan de ajuste desde 2012, que le impedía realizar inversiones y pedir más crédito para abordarlas. A todo ello se sumaba un gasto de personal relativamente bajo comparado con ciudades similares. Liberada de esa carga la administración local, el ejercicio de 2015 se liquidó con más de 23 millones de remanente. El actual gobierno apenas ha podido plantear todavía proyectos de inversión, aunque sí ha hecho algo distinto al anterior. Tomar la decisión de amortizar los créditos de una tacada.
El IBI... la construcción
Paradójicamente, la verdadera protagonista de esta recuperación económica, el secreto, es la construcción y su principal manifestación de segundas residencias vacacionales, que tantos problemas sociales, económicos y urbanísticos genera en la ciudad. Torrevieja cuenta con 165.000 inmuebles registrados en el catastro, y para su Ayuntamiento la recaudación por el IBI -como pasa en otros ayuntamientos pero a mayor escala en la ciudad turística-, es la verdadera gallina de los huevos de oro.
El IBI garantiza casi los 40 millones de euros de ingresos anuales, a los que hay que añadir «la cosecha» por el impuesto de plusvalías que penaliza las transacciones de inmuebles, y que se ha animado en los últimos dos años hasta rebasar los 10 millones de euros. Lo que ha salvado al Ayuntamiento de Torrevieja no son las políticas económicas de unos y otros. Ha sido el dinero que entra por estos impuestos directos. Y que siguió entrando incluso en los peores momentos de la crisis.
