El marcador fue lo menos importante del encuentro entre el Club de Discapacitados de Fútbol en Silla de Ruedas Furia de Alicante y el Club francés Grizzlis de Limoges. El auténtico valor del encuentro fue la posibilidad de que «Los furias» compartieran experiencias y tácticas de entreno con otros equipos, ya que en España son los únicos federados, apuntó ayer su entrenador, Vicente Maciá. Por tanto, más que una competición, se trató de un intercambio deportivo en el que ni siquiera los dos clubes compitieron entre sí, sino que ambos equipos se entremezclaron mutuamente para que los alicantinos tomaran buena nota de los 15 años de experiencia que acumula el club francés, con jugadores que superan las dos décadas en activo.

Ganar visibilidad en este tipo de competiciones, relegadas a un segundo plano por el gran público y los medios de comunicación fue por tanto el verdadero objetivos de este primer Clinic Internacional Powerchair de fútbol en sillas de ruedas eléctricas, que acogió ayer el pabellón de Deportes de Callosa de Segura y que en la mañana e hoy se traslada al Pabellón Bernardo Ruiz de Orihuela, a partir de las 10 horas, cuando el equipo francés hará una exhibición de fuerza que demostrará que, pese a su discapacidad, sus jugadores tienen cualidades de sobra para la práctica deportiva.

Esta modalidad futbolística se practica sobre sillas de ruedas eléctricas de competición, más rápidas que las convencionales, a las que se le coloca un artefacto a modo de golpeador para que sus usuarios puedan desplazar el balón por el terreno de fuego, habitualmente pistas de baloncesto, cuyo pavimento es el más idóneo para estas sillas,

Al encuentro acudieron clubes de distintas modalidades para discapacitados, y Maciá espera que en los próximos meses esta modalidad se extienda por toda España para encontrar otros equipos con los que competir, ya que la única posibilidad actual, además de los certámenes internacionales, es el entrenamiento entre sus ocho usuarios. Y ni siquiera esto les es fácil, pues aún están a la espera de que el Ayuntamiento de Alicante les asigne un pabellón donde poder llevar a cabo el entrenamiento semanal que realizan cada semana.

Otro ejemplo más de la falta de visibilidad de estas modalidades «y de cómo la sociedad está cerrada a estos eventos«, apunta Maciá.