Entramos en el local donde se almacena el primer vino de la Vega Baja que ha conseguido la denominación «kosher», que en hebreo significa apto o adecuado. Este certificado permite vender a esta bodega oriolana su caldo en países judíos, como Israel, algo limitado ahora a una decena de empresas españolas. Allí esperan, perfectamente precintados, varios palets con destino a ese país judío, donde se vende un camión semanal, y también a Estados Unidos, donde el joven empresario que elabora el vino, Rubén Soto, ha llegado a un acuerdo con una distribuidora para que la bebida «kosher» pueda ser disfrutada por la numerosa comunidad judía de norteamérica.

Se trata de un vino especial, no sólo por ser de los pocos aprobados para ser consumido por judíos, sino por ser el único del mundo de color azul con la denominación «kosher», ligada al «Kashrut», las leyes que rigen la dieta judía que dictan lo que es puro o impuro.

Obtener la aprobación judía no es un paso sencillo. Soto nos explica su especial elaboración en la que interviene, en todo el proceso, un rabino judío que se desplaza desde Francia para controlarlo todo, desde el cultivo de la uva, de la variedad chardonnay, hasta su embotellamiento, pasando por su elaboración. «El rabino elabora el vino junto al enólogo. La uva la compramos en el mercado judío y hasta tienen un método especial en el corte de los racimos durante la vendimia, que se hace a una hora determinada del día», explica este emprendedor. Además, para obtener el certificado de producto apto para judíos, debe contener sólo ingredientes naturales, sin ningún químico, ni siquiera los antifermentos que se suelen echar a los vinos. «Por eso la caducidad de nuestro vino es menor, pero tiene el mismo sabor», señala.

Esta bodega, Marqués de Alcántara, también innova con otros productos como el primer «tinto de verano» de color azul, y un cava y un frizzante del mismo color.