Entramos en la recta final del mes de agosto y eso significa para miles de estudiantes que quedan pocos días para los exámenes de septiembre. Muchos aprovechan para estudiar donde encuentran mayor tranquilidad, que no es otro lugar que en las bibliotecas. Las salas de lectura parece que ya tienen menos sentido con la irrupción de internet en nuestras vidas, pero es todo lo contrario, las nuevas tecnologías son un aliado para las bibliotecas que las incorporan al atraer a un público que no es asiduo.

Junto a esos estudiantes, encontramos en bibliotecas como la municipal «Carmen Jalón» de Torrevieja, a un público muy heterogéneo. En la sala de lectura infantil, cuatro chavales juegan y wasapean con sus móviles, sin un libro en la mesa. «Utilizan el wifi del centro mientras esperan a sus padres que están haciendo alguna consulta», nos explica Carmen Muñoz, la directora de la biblioteca.

En la entrada, todos los ordenadores, de acceso público, están ocupados. «Muchos vienen a imprimir sus billetes de avión porque les dejamos hacer hasta 5 impresiones. Tienen que solicitar su uso con antelación, porque hay cola de espera», señala.

No sólo un público más joven acude a la biblioteca atraído por las novedades, también los más mayores, que se entretienen con los pasatiempos a tamaño póster que les deja sobre la mesa, cada día, la directora. «Lo han tomado como una rutina. Imprimimos los pasatiempos en un tamaño fácil de leer y cuando los terminan los dejan allí. Hay quienes vienen todos los días y es también una forma de que tengan la mente activa», nos dice Muñoz, mientras le deja el periódico a un usuario que se lo ha pedido. Porque las bibliotecas, ya no son sólo aquellos puntos de lectura.