El concierto que ofrecieron dos leyendas del rock español, Loquillo y Los Ilegales, el pasado sábado, fue el gran evento del verano, reuniendo a centenares de personas en el recinto municipal de las Eras de la Sal. Allí, los incondicionales de estos genios de la música disfrutaron hasta altas horas de la madrugada, concretamente hasta las 2.30 horas.
Había ganas de buena música en una ciudad donde escasean los grandes conciertos. Sin embargo, se incumplió el horario de cierre del recinto de las Eras de la Sal que, precisamente, aprobó el actual equipo de Gobierno el 25 de agosto de 2015 en un acuerdo «unánime» de la Junta de Gobierno, como se encargó de recalcar entonces el alcalde de la ciudad, José Manuel Dolón, y que estableció como hora tope la 1.30 de la madrugada para el fin de las actuaciones en ese espacio. Una hora antes del fin del concierto del pasado sábado.
El regidor, hace un año, defendió su decisión «en virtud de un informe técnico solicitado ante las quejas vecinales por el ruido» e incluso advirtió que había enviado un oficio a la Policía Local, en el que se pedía que se atendiera a los vecinos que se quejaran a partir de esa hora y que se personaran en las Eras de la Sal para apagar la música, dando 30 minutos «para retirar los equipos», lo que no afectaba al Certamen Internacional de Habaneras y Polifonía, pero sí al resto de actuaciones, como la de Loquillo e Ilegales. El sábado nadie requirió a la organización que el concierto acabara a la 1.30 horas.
Para el edil popular, Luis María Pizana, «es una nueva muestra de la incoherencia del pentapartito, ya que Dolón es capaz de defender un tema que le viene bien y luego tiene la desvergüenza de incumplir sus propias directrices», señaló.
