El amplio despliegue policial formado por agentes de la Policía Local de Orihuela y la Guardia Civil, disipó ayer el macrobotellón y la fiesta de disfraces programada en Campoamor y que pese a la cancelación del Campoamor Music Festival, mantuvo su convocatoria en las redes sociales. Esto provocó que los miles de jóvenes congregados buscaran un plan B para pasar la noche. Y lo encontraron en la playa de Mil Palmeras, en la vecina localidad de Pilar de la Horadada, y en discotecas cercanas que llegaron a facilitar sus propios autobuses para que los jóvenes pudieran empezar la fiesta.

El dispositivo policial se desplegó desde última hora de la tarde por todos los rincones de la urbanización. La Guardia Civil controló los accesos desde la Nacional 332 y la carretera de Campoamor impidiendo el paso de turismos y autobuses con asistentes al fallido macrobotellón. Pese a que fueron muchos los que no se perdieron la tradicional convocatoria, que se viene repitiendo desde hace más de tres décadas, la afluencia descendió ligeramente con respecto a otros años.

El «peregrinaje» de los jóvenes hasta Pilar de la Horadada cogió por sorpresa a la Policía Local de este municipio, pues todo el refuerzo se había centrado en la urbanización oriolana, lo que obligó a que patrullas de la Guardia Civil también tuvieran que desplazarse hasta la nueva ubicación del macrobotellón. La «avalancha» comenzó a medianoche y se prolongó hasta bien entrada la madrugada sin que al cierre de esta edición se hubieran registrado incidentes.

El Ayuntamiento de Orihuela ya le «declaró la guerra» a estas fiestas de disfraces y macrobotellones en la urbanización el pasado año, cuando aprovechando la presencia del Campoamor Music Festival valló toda la urbanización para redirigir a los jóvenes a las inmediaciones del festival. Sin embargo, este año, tras la cancelación del festival y con la convocatoria de la discoteca Xairo, los jóvenes buscaron una alternativa para disfrutar de este carnaval de verano que se ha convertido en una tradición generación tras generación, para desesperación de los vecinos, que ven perturbado su particular zona de relajación durante las vacaciones.

De hecho, los botellones, aunque mucho menos numerosos, son una constante en la urbanización, sobre todo los fines de semana, lo que ha llevado incluso el debate sobre la idoneidad de aplicar medidas más contundentes al pleno municipal, en el que Ciudadanos llevó recientemente una moción para intensificar la presencia policial e interponer las sanciones pertinentes. La edil de Seguridad Ciudadana, Mariola Rocamora, apuntó a principios de semana que esas sanciones ya se están produciendo en el litoral oriolano.

Durante la jornada de ayer no fue necesario establecer ninguna de esas sanciones al no registrase grandes concentraciones ni altercados.