En Pamplona, cuando acaban los sanfermines, se canta aquello del «Pobre de mí». En Orihuela, en las pasadas fiestas de La Reconquista, se popularizó una expresión que bien podría resumir el mismo sentimiento de orfandad festera. Miguel Vañó, «el Barry», en un momento de lucidez, se preguntó ¿y ahora qué hago yo?. Pero la cosa no paró ahí, ya que él mismo se respondió: ¡perdonaaa; pa una vez que me mojo!. ¡Compare, que me he mojao!. Mi «hermanico» Alejandro Galiana, «el Embajador», sin mayores pretensiones, espetó: ¿esto va a ser «pa toa» la noche?. Mientras, Martín Molina, «el pelos», terminó por sentenciar: ¡anda, no me escupas en la fiambrera!.

La Armengola 2016, Gloria Valero, se arrancó a aplaudir y ahí empezó todo, porque su Pedro Armengol, o sea Iván Tormo, tuvo la agilidad mental que otros no tuvimos en ese momento -¡estábamos muy perjudicaos!- y colgó la conversación en las redes sociales, con lo que contribuyó a difundir lo que había empezado como una mera charla de «amiguetes» preocupados por su estado después de varios días de traca, pero ¡de traca, traca, traca!. Julio Javier Saura, como buen secretario, tomó nota para que constara en acta. Y al final, el pasado día 23 de julio, varios cargos festeros de este año, «chafándonos» unos huevos fritos, a las 8 de la mañana, en el cuartel de los Nazaríes, nos miramos y nos preguntamos: ¿y ahora qué hago yo?. La Fiesta había «echao» el «sierre» y, a falta de entonar el «pobre de mí», nos preguntamos qué iba a pasar con un grupo de «festers» -Karry, Sonia, Eva, Joseico, Pedro y los «Embajamor» y «Embajacris»- que ha estado muy «juntico» -¡pero no revuelto!- desde el día 25 de junio, cuando la Armengola se presentó en sociedad.

Yo, que, según dicen, soy un «tocapelotas», voy más allá. Resulta que, tal y como se han puesto las cosas, los residentes en la franja costera comprendida entre Orihuela y Pilar de la Horadada, además de los de San Miguel de Salinas, no pueden ponerse malos, ni «na de na», porque el Consell ha decidido que la única ambulancia del SAMU que presta servicio en esta zona de la comarca más sureña de la Comunidad Valenciana sólo trabaje media jornada, aunque en ésta época la población se multiplica por dos, llegando a las 150.000 almas, incluidas las que se pasan el día «cañeando» o «quinteando» en el chiringuito de las Mil Palmeras. Me cuentan que los consultorios de Pilar de la Horadada, concretamente los de Pinar de Campoverde, han tenido que cerrar por falta de médicos y que la pedanía oriolana de Barbarroja se ha «quedao» sin ambulancia por las noches.

¡Joder, los pilareños parece que, en este sentido, están peor que antes de «emansiparse» del municipio de Orihuela, ya que las urgencias sólo funcionan a partir de la cuatro de la tarde!. ¡Si les pasase algo, tendrían que ir a «pijo sacao» al hospital torrevejense de los Balcones!. ¡Prohibido ponerse malo, porque encima te multan por desconsiderado y «porculero»!. Todo esto ¿será porque Quino Puig y Mónica Oltra van a permitir a Antonio Montiel -a saber, el de Podemos de Valencia- que fiscalice los presupuestos de las distintas consellerías para que esté «callaíco», no monte ningún pollo y así poder asegurarse una legislatura sin sobresaltos, lo que les mantendrá en los principales sillones del Palau. ¿Terminaremos como en Venezuela?, donde las mujeres tienen prohíbido menstruar porque no tienen ni para comprar compresas o tampones?.

Cuando mandaban los peperos, los actuales gestores autonómicos «rajaban» a todo bicho viviente a cuenta de que la «derechona» recalcitrante, caduca y trasnochada mostraba una más que alarmante y preocupante ineficacia con respecto a la Ley de Dependencia. Y se me ponen los pelos como escarpias cuando leo que -y cito textualmente-, «sólo en la provincia de Alicante, hay más de 12.000 personas que siguen esperando ayudas»; o sea, no ha «cambiao» nada. Mientras tanto, desde la Generalitat, «se quiere adelantar la edad de jubilación del personal que actúa en la primera línea de incendios». ¿Querrán asegurarse una jubilación bien remunerada, por presuntos «apagafuegos», los del equipo gobernante?.

Me pongo a pensar -¡pero poco, eso sí, no vaya a ser que se me caliente «demasiao» la sesera!- y llego a la conclusión de que me pasa como a Santa Teresa, que «vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero».

Mientras, ¿ahora qué hago yo?; ¿a quién voy a rajar si los de Adif, después de cuatro años tocándonos los «webs», han reabierto la circunvalación y están terminando los trabajaos para hacer lo propio con la CV-95?; ¿qué voy a hacer si resulta que en Orihuela se ha programado cine, teatro y música al aire libre para las noches de verano?. ¡Siempre nos quedará hablar de la privatización de las basuras que, según Cambiemos, quieren justificar los del PP!.

Por cierto -¡con el debido respeto y desde el cariño!-, ¿por qué Karlos, con «K», defensor a ultranza del valenciano, no se cambia el nombre y a partir de ahora pasa a llamarse Carles, con «C»?. ¡No estaría mal dar ejemplo, creo!. Ya lo dijo «el Barry»: ¿ahora qué hago yo?; ¡pa una vez que me mojo!