La relación de la sal matera con el viaje de Colón es hoy comentada por los guías del Parque Natural de las lagunas de Torrevieja y La Mata en las visitas donde cada martes enseñan esta joya medioambiental del municipio. También lo explica el cronista oficial de la ciudad, Francisco Sala, sobre la base de estudios de especialistas en el medievo valenciano como el catedrático de la Universidad de Alicante José Hinojosa Montalvo.

Decir que la sal matera pagó sueldos y pertrechos de aquellos tres barcos que salieron de Palos no deja de tener su punto de chovinismo histórico local. Pero que las salinas de La Mata fueron uno de los muchos negocios de los Santángel, algo así como los Botín de la época pero en el reino de Valencia, queda fuera de toda duda. A estos financieros judeoconversos se debe la introducción a gran escala de la sal en los circuitos del comercio internacional según opina el profesor Hinojosa en uno de sus artículos de investigación. No es que tuvieran estas salinas un rendimiento muy alto allá por el mil cuatrocientos según dice, pero a partir de los ochenta de aquel siglo y coincidiendo con el arriendo a los Santángel y el primer viaje de Colón, la cosa cambió a mejor según aparece en los contratos de venta de sal de La Mata, que se hacen mayores y más importantes. Tenían olfato para los negocios.

El interés de los Santángel por hacerse con el arriendo de estas pequeñas salinas pertenecientes a la bailía de Orihuela-Alicante, «las más importantes del reino» a decir del profesor Hinojosa Montalvo, quedó claro en 1465. Debieron ver posibilidades de negocio en aquella laguna dándole un poco de vidilla comercial a su sal -buenos contactos genoveses tenían-, y allí colocaron rentas obtenidas en otras empresas para aumentar beneficios y seguir «haciendo caja». Le vendría de perlas al patriarca de la familia lo superbien que se llevaba con el rey -en esos años Juan II, padre del Católico- para quedarse con ellas, y desde entonces y hasta final del siglo -estamos en el XV-, la sal de La Mata fue cosa de ellos.

Podían contar también como chascarrillo los guías de las Lagunas en estas visitas de verano al Parque Natural, que parte de los 4.500 sueldos (los euros de la época) que pagó Santángel padre por el arriendo en 1472 fueron destinados por la bailía a pagar obras del castillo de Alicante. Pero el descubrimiento de América tiene mucho más caché, y en estas volvemos a 1491 y a los alrededores de Granada, cuando Lluís Santángel (hijo) intentaba camelarse a Isabel I y Fernando II (de quien por cierto era colega y prestamista) para que le financiaran una travesía exploratoria a Cristóbal Colón.

Los hermanos Lluís y Jaume de Santángel habían puesto en la órbita del comercio internacional la sal de La Mata que, como la de Andalucía o Ibiza, formaba parte del flete de retorno de las embarcaciones que cubrían la ruta Flandes-Italia, y era buscada y muy bien pagada por mercaderes de Génova.

Excelente negocio para los Santángel. Pero las comarcas del sur del reino de Valencia como la misma demarcación de Orihuela, ofrecían la posibilidad de hacer muchos y buenos negocios a finales de la Edad Media, también con exportaciones de pasa, vino, esparto, azafrán o frutos secos, que atrajeron capital y el interés de los financieros. Por eso el millón de maravedís que el amigo Lluís puso sobre el tapete real en Santa Fe para costear la incierta empresa de buscar ruta a las Indias, no serían solo de los dineros de vender sal de La Mata, que también.

Pueden añadir los guías del Parque Natural que si los Santángel hubieran llegado a probar el vino de la tierra, y lo venden, los materos hubieran pagado entero el viaje de Colón. Seguro.